10 de diciembre de 2016

CRÓNICA || LA UD EMPATA TRAS CAER EN UNA DUERMEVELA


El Leganés llegaba al Gran Canaria como un buen bloque acuciado por ocho bajas y, con la intención de sumar se plantó sobre el maltrecho césped canario con la idea de resistir y de intentar dar  pocos, pero efectivos golpes a la defensa amarilla. Cerrados, con cinco defensas, cuatro centrocampistas y arriba Gabriel Pires completamente solo intentaron congestionar el juego fluido del ataque amarillo y, cuando el primer minuto se desperezaba, el brasileño tuvo una gran ocasión que despejó Roque cuando la pelota entraba. 

Hubo otras aproximaciones, pero el plan discurrió como ambos entrenadores habían imaginado. Los amarillos con el balón. Y ellos resistiendo. La UD empezó cocinando el partido a fuego lento, dejando que los productos se macerasen sin prisa, a su ritmo y las cosas se fueron adecentando y enderezando. Y eso pareció ocurrir cuando algunos tímidos acercamientos amarillos llegaron: un tiro de Viera de falta, tras una buena jugada entre Momo y Vicente, un buen pase, después de una filigrana de Viera a Tana o un pase de Roque en profundidad a Livaja, pero no fue hasta el 22 en la que la posesión se vio sostenida con algo tan tangible como un gol. Y llegó de una manera que ya empieza a ser un hábito. Una apertura de Tana, una incorporación de Macedo y un centro al que llegó Livaja desviando la trayectoria para hacer el primero. Muy similar al marcado por Boateng al Athletic de Bilbao. 

Livaja remata y la pelota se cuela a gol. Su primer tanto en el EGC. Foto: ©GradaCurva.com
El Leganés siguió el plan inicial y tuvo opción de llevarse un botín al descanso. Machís, en dos ocasiones, probó a Varas y el de Pino Montano respondió con sobriedad. La UD llegaba al descanso con la creencia de que había hecho lo más difícil, pero solo fue un espejismo.

En la segunda parte el Leganés modificó su sistema, incorporó a un delantero, Guerrero, y quitó a un defensa, Bustinza. El ritmo del partido cambió, definitivamente, de bando con el relevo y la UD empezó a sufrir con más asiduidad de la esperada y a no estar cómoda porque a la ya intención plomiza de los madrileños se sumó que la UD no tuvo un partido especialmente brillante en el juego de ataque. Los madrileños comenzaron a llegar al área de Varas, pero no llegaban a concretar las ocasiones por malas decisiones finales, un mal pase final de Guerrero o un mal tiro de Omar Ramos fueron ejemplos de que el partido estaba mal encarado.  





Setién lo vio e incorporó a Montoro para reforzar el centro del campo dejando a Vicente más libre y Roque junto al valenciano. En una de esas aproximaciones, en el minuto 74, llegó el gol del equipo pepinero en un penalti de David García a Guerrero

El embeleso ya ocupaba todo el terreno, la UD se había dejado la esencia y el estado de gracia para otro día y no se jugó mucho más. Ni la entrada de Asdrúbal y Hernán para reactivar las ideas sirvieron para sacar los tres puntos de un equipo que adoleció durante todo el partido de su principal arma: la creatividad y la fluidez en ataque.
 




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