22 de abril de 2018

COLORÍN, COLORADO (0-4)


Partido sin alma, en un una tarde fría con la presencia de la lluvia y el viento, un ejercicio de amor por una camiseta y el escudo de los poquísimos aficionados que hicieron acto de presencia. Un choque sin ningún interés en lo deportivo más allá de comprobar si el descenso se hacía matemático ya. 

©GradaCurva.com
La atención del partido estaba en el graderío a pesar del poco público congregado. Una afición animosa en la reivindicación de sus derechos una demostración de amor propio. Todo comenzó ya cuando por los altavoces se cantó la alineación amarilla, todos los jugadores fueron pifiados y cuando se llegó al nombre de Jémez la pitada ganó en intensidad. Durante los primeros 30 minutos la atención no estuvo jamás sobre el césped, sino en el graderío una nueva vez más. El despliegue de dos pancartas centraron toda la atención. En ellas se reivindicaba el respeto al club y a la afición y se señalaba a los culpables de un descenso que culmina un año pleno de despropósitos. 

©GradaCurva.com
Mientras, sobre el césped se jugaba una pantomima de partido sin ningún atractivo. Por señalar algo, una entrada pavorosa de Aguirregaray merecedora de tarjeta roja que sólo fue amarilla, la eterna lucha en la nada de Calleri, dos buenas paradas de Lizoaín y una ristra de imprecisiones de Halilovic al centrar o disparar. Al descanso se llegó con el marcador inicial bajo una nueva pitada. 

El segundo periodo del partido ganó en intensidad en la grada. Ultra Naciente llevó la voz cantante con diferentes cánticos y el despliegue nuevamente de pancartas. Acompañados con las voces del resto del estadio se escucharon los gritos de "¿Dónde están los culpables", "Directiva Dimisión" y el novedoso "Ramírez veta ya". En el minuto 58 los más fieles abandonaron el estadio como protesta. Una nuevas señal que incluso en el Gran Canaria su corazón ha dejado de latir. Al menos hasta la próxima temporada.


Mientras sucedía todo esto, sobre el césped lo más atractivo fue un disparo de Etebo a la cruceta en el lanzamiento de una falta directa y a continuación llegó el gol del Alavés. Rápida contra del Alavés que termina con un centro afortunado de Wakaso tras un rebote y remata Munir a placer de cabeza. Tras el gol el partido fue un simulacro, un ir y venir de jugadores sin mayor interés. Munir volvió a anotar otro gol en una contra de vergüenza ajena donde hasta 4 atacantes del Alavés se plantaron con toda la ventaja del mundo ante Lizoaín. Llegó el tercero por medio de un remate de cabeza de Medrán en otra acción donde el Alavés hizo lo que quiso en el área amarilla. Para ese momento la tormenta ya se había desatado pero el equipo de Abelardo tuvo hasta el momento de anotar en el minuto el 0-4 por medio de Sobrino llevándose la ovación del poco público que quedaba en las gradas.

El partido acabó bajo un diluvio de goles y agua sobre el césped. Con un afición que se dirigió al palco en los últimos instantes. Las Palmas capitula abandonada por sus más fieles, arrastrándose por el campo y con la incertidumbre de su futuro en la segunda división ante la profunda obra de regeneración que toca afrontar. Aunque lo más complicado será recobrar la confianza de una afición dolida y hastiada. 




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