Las Palmas Atlético ha obtenido una trabajada victoria culminada con dos grandes goles de Arencibia y Gopar que le permite, a pesar de seguir en puestos de descenso directo, a soñar con la permanencia sin tener que pasar por la promoción.
La categoría de bronce, como la medalla del mismo metal, parece un premio exiguo, un metal sin lustre ni valor, cuando es justo todo lo contrario. Obtener una medalla de bronce es premio prestigioso, más allá del brillo y el fausto que desprenden la plata y el oro, sobre todo este último, es un premio y reconocimiento al esfuerzo, el trabajo y la calidad de quien la obtiene. Un objetivo y un objeto noble, cargado de valor y simbolismo. Pues igual es la categoría de bronce, no lustra tanto como la segunda división y la primera, pero en ella se forjan historias igual de verdaderas con sus mimbres de heroicidad, su cuota de esfuerzo y, porque no reconocerlo, también sus gotas de calidad que merecen todo reconocimiento.
Y en eso está el filial, si el bronce es el premio al esfuerzo, la segunda B es la categoría de los bregadores y obreros. En ello están los muchachos de Juan Manuel Rodríguez. Peleando, batallando, jornada tras jornada, contra los elementos, rivales con mayor experiencia y presupuesto, con la convocatoria de algunos de sus mejores hombres para el primer equipo, etc. Ahí están, con todas las posibilidades intactas de salvarse cuando, en la primera vuelta, fueron dado por muertos y los quisieron enterrar de nuevo en la tercera.
El partido contra el Badajoz será recordado por la importancia de volver a la senda de las victorias, por dos goles bonitos, uno de Arencibia en acción individual y otro de Gopar en una excelente jugada colectiva, nunca lo será por el nivel de juego excelso, lo será por obtener los tres puntos demostrando la suficiente calidad y el oficio necesario para permanecer en esta categoría que, galeras para muchos, es premio para tantos otros.
El choque se jugó como se esperaba, con mucha intensidad ante un rival que si ganaba prácticamente ponía tierra de por medio con el descenso. Ahora con esta derrota, el equipo de Guzmán Casaseca tendrá que preocuparse con la pelea que se cuece por abajo. Benito, que regresó al filial al no jugar ayer ante el Real Madrid con el primer equipo, fue el mejor activo en ataque de los amarillos. De sus botas nacieron las mejores jugadas pero a pesar de los esfuerzos del equipo formativo al descenso se fue llegó con el marcador inicial.
Tras la reanudación, los amarillos imprimieron mayor intensidad al juego, y no se achantó un Badajoz que de igual forma buscó la victoria cercando el área amarilla cuando pudo. Todo cambiaría cuando Álvaro Arencibia, capitán y amarillo de cuna, lanzó una falta prodigiosa desde la frontal para besar la red en un disparo lleno de calidad (1-0). Un golazo, un premio para un jugador castigado por las lesiones y que es ejemplo de lo que debe ser un canterano: dedicación, esfuerzo y amor por el escudo. Con ese gol en el minuto 63 las cosas se le facilitaron a los amarillos.
El Badajoz buscó la igualada lo que permitió las contras locales. Las ocasiones se acumulaban gracias a las acciones de Fabio, Edu o Benito, pero estas no llegaban. La sentencia del encuentro llegaría en las postrimerías. Una excelente jugada combinativa en el área rival entre Edu, Benito y Gopar la finalizó éste último con un toque exquisito al fondo de la red (2-0, min 87). Justo premio para unos jugadores que llevaban varias jornadas asumiendo reveses inmerecidos en forma de resultados adversos.
