Alemania en sí huele a fútbol allá por donde vas puedes ver a cualquier persona con la camiseta de su equipo, pines, gorra e incluso aunque no haya partido se enfundan su bufanda con la buena excusa del intenso frío alemán. Antes de llegar a Alemania tuve una conversación con un buen amigo italiano. En la conversación hablamos sobre un hecho que, hoy día a pesar de los casi 15 años que han pasado, sigue retumbando en todo el país teutón.
Vosotros os estaréis preguntando: “¿por qué destaca
a Strunz?” y no a otros pesos pesados del vestuario como Matthäus, “Súper
Mario” Basler o el “Tigre” Effenberg? Por una razón muy cómica, durante la
rueda de prensa, la cosa fue in-crescendo y en un momento Trappatoni soltó la
frase que quedaría en la eternidad: Was erlauben Strunz? (algo así como: ¿qué
le permito a Strunz?) En Italia corrió como la tinta de manera cómica, la forma en
como expreso el nombre del jugador y su enorme parecido a una mala palabra en
italiano (Stronzo) hizo que durante la semana en las televisiones en Italia se llenaran de
imitadores de él gran Trapp. En Alemania fue diferente, Strunz y varios compañeros quedaron señalados esa temporada por el míster a pesar de ganar ese año la Copa Alemana. Trappatoni, en
esa famosa rueda de prensa, lo acusó (a él y a varios jugadores más) de estar todas las jornadas “lesionado”
y argumentando que lo hacía porque no respetaban al club.
Otra nota curiosa: al amigo Strunz su compañero de
equipo y selección Steffan Effenberg le robó a su mujer Claudia, con la que
llevaba casado mucho años.