Esta son las últimas líneas con las que hoy cerramos la previa del partido que hemos publicado esta misma tarde. Y son duras, directas y sin tapujos a la conciencia del aficionado. Es hora de movilizarse, de implicarse, de arremangarse y ensuciarse las manos, de dejarse la voz. Se acabó el tiempo de exigir, llegó la hora de dar.
La afición amarilla presume de ser fiel y entendida. De lo segundo jamás pondré en duda, va en nuestro ADN entender de fútbol con las riquezas de matices, casi infinitas, que éste posee más allá de las inclinaciones y gustos personales de cada individuo. Más lo primero, lo pongo en duda, muy en duda. La UD Las Palmas ha estado durante gran parte de la temporada luchando con el mínimo reducto fiel de aficionados que nunca la abandona. Llevamos casi una década sin encontrarnos en una situación similar, y la media de asistencia de público ronda los 10.000 aficionados. Una media sensiblemente superior al de la categoría, unas cifras que acostumbran semana tras semana a estar entre las mejores de la 2ª división. Pero por historia, por el auténtico calado del club en la sociedad grancanaria, y por potencial, se presumen insuficientes.
No me olvido que la situación socio-económica es un auténtico reto para una inmensa mayoría de familias, y ese drama es lo que verdaderamente importa, el fútbol queda en un segundo plano.
Dejando de lado aquellos que no sienten ni simpatía ni aprecio por el club, mi comentario es para aquellos que se identifican como aficionados amarillos y que pudiendo no asisten, poniendo por delante una larga lista de excusas, a cada cual más inverosímil o ridícula. Son aquellos que se niegan a pagar 0.89 céntimos por el Whatsapp pero le exigen un perfecto funcionamiento, aquellos que se vanaglorian de no pagar por un CD de música que ellos lo descargan, pero que pagan 1.50 por un tono musical, de aquellos que exigen ver a la UD Las Palmas en 1ª, pero que no quieren sufrir para lograrlo. De aquellos que dicen ser de un equipo de fútbol, de vivir la pasión de este deporte, pero que no pagan una entrada para asistir a un partido.
¿Alguien duda que este partido lo jugamos todos?