La UD Las Palmas visita este fin de semana el campo de la Nova Creu
Alta del Sabadell. La entidad arlequinada celebra en éste partido su
encuentro oficial nº 1000. Una efeméride digna de festejar y más en un club
humilde como el catalán que que se encuentra muy lejos de su época dorada (ha
caído en últimos años hasta en 3ª
división) y que siempre está bajo la deflagración futbolística que provoca la
convivencia con los dos grandes del fútbol catalán: Barça y Espanyol.
Este partido se antoja como vital (¿cuál no lo es?) y una oportunidad
única para la UD. La historia relata que son incontables las ocasiones en
que encuentros que son rodeados de festejos y celebraciones, acaban convirtiéndose en un campo abonado para la victoria del
rival. La linda efeméride que se dará mañana, debería de ser un acicate para
los locales, aunque puede ser un arma de doble filo ya que presta también a la distracción. Por parte de la UD, arriba al encuentro mermada en su lateral diestro con las bajas de Pignol y David
García, aunque se presentan varias posibilidades para cubrir estas ausencias, ninguna satisface al ciento por ciento. Tendrá el técnico aragonés que
trastocar su once de gala (hecho que le agrada bastante poco). Ya sabemos que
por regla general los técnicos son inmovilistas, si algo funciona son poco
dados a cambiarlo, y en el caso de Lobera lleva varias semanas, que entre
ausencias y sanciones, no puede plantar de inicio el equipo que de entrada le
da más confianza.
Pasado el tramo más duro de exigencia del calendario, y saldado con un
saldo de puntos más favorable que en la primera vuelta, la UD Las Palmas afronta los
partidos que le quedan ante los rivales que provocaron el punto de inflexión
positivo de la temporada. Aún así, no se deben lanzar las campanas al
vuelo ni bajar el nivel de tensión en el grupo. El objetivo del equipo debe seguir
siendo ir partido a partido, su buen hace ha derribado muros que parecían
infranqueables como el asalto a la 2ª plaza. Debe seguir colaborando a que la
euforia siga fluyendo entre el aficionado, aunque no debe contagiarse de ella.
Una victoria ante el Sabadell, junto con la declaración del Día del Abonado la
próxima jornada, debería lograr que la procesión en Plena Semana Santa del
aficionado al Templo amarillo fuese multitudinaria.
Los jugadores son conscientes de la importancia de la presencia de
unas gradas teñidas de amarillo y plena de aficionados deseos de alentar el
esfuerzo, de premiar el buen hacer y de cantar los goles de sus jugadores. Y harán
lo posible por dejar definitivamente sin argumentos a aquellos que aún desconfían, recelan y
reniegan de este equipo. Por cierto, entre ustedes y un servidor, ¡¡ Que equivocados están estos últimos !!.