8 de octubre de 2013

CRÓNICA || U.D. LAS PALMAS - CÓRDOBA C.F. [2-0]



Borrón y cuenta nueva. Esa era la premisa, la conjura realizada en el vestuario amarillo antes del partido ante el Córdoba. Tras la desastrosa comparecencia amarilla en el Anxo Carro, sólo quedaba ganar para olvidar, y si de paso se hacía de forma prolija mucho mejor. Uno de dos, se ganó que era lo realmente importante pero la brillantez sólo se presentó en momentos aislados.

Masoud en plena jugada. Foto: ©LaProvincia.es 
Asdrúbal justificó su titularidad aportando verticalidad, profundidad y peligro para al ataque amarillo. Por su parte Masoud volvió a mostrar su larga y, en apariencia, inacabable lista de recursos técnicos como los regates en una baldosa, la facilidad para asociarse y su visión de juego. De todo ello nació el gol que remachó un Carlos Aranda que por fin lograba estrenar su primera muesca goleadora vestido de amarillo. Pero por encima de todos ellos, una vez más, Mariano Barbosa. El arquero argentino con sus intervenciones sostuvo al equipo grancanario como el Titán Atlas sostenía al Mundo. Pocas veces un graderío celebra más las intervenciones de su portero que los goles de sus delanteros, el pasado sábado fue una de esas ocasiones.


David García en plena brega. Foto: ©LaProvincia.es 
Ya muy pronto tuvo Barbosa que erigirse como salvador deteniendo el violento penal que Xisco intentó materializar tras una entrada infantil de Galán que pudo haber sido más lesiva para los intereses amarillos. El Córdoba se presentó en el coliseo grancanario con las credenciales de su posición en la tabla clasificatoria y sus guarismos goleadores. El conjunto andaluz es un equipo altamente rocoso, serio tácticamente y con el trabajo colectivo por encima del lucimiento personal, en definitiva el perfil prototípico de la categoría.

En la primera fase del encuentro Las Palmas no lograba enhebrar la aguja, Aranda se perdía en estériles protestas al colegiado, Asdrúbal aportaba electricidad arriba (tiro al larguero incluido) pero no lograba encontrar el agujero en la muralla cordobesa. Y en el medio Apoño, más gris que en otros partidos, seguía impartiendo su partitura en el juego amarillo apoyado por un Masoud con tendencia al centro y Valerón que, toca reconocer, lento en la lectura del juego pausaba demasiado el tempo de forma innecesaria.

Aranda rodeado de rivales. Foto: ©LaProvincia.es 
Tras el descanso, y con Valerón en el banco, la UD recuperó en parte el vértigo y el vigor perdido en Lugo. Fructificaron las diferentes asociaciones, en especial la dupla Apoño-Masoud, y de éste último nación el estratosférico pase que dejó a Aranda en posición de mostrar su calidad con control orientado y remate preciso a gol. Era su primer gol de amarillo y compartió su alegría con Javi Castellano señalado tras la debacle en Lugo y sentado en el banco.

A partir de ahí, el Córdoba estiró aún más sus líneas realizado una asfixiante presión a la que la UD le costaba superar. Fueron en estos momentos donde Barbosa puso el candado a un arco al que toda la zaga amarilla defendía con ahínco. En los minutos finales se mascaba la seria posibilidad de igualada cordobesa cuando Nauzet Alemán y Tana, que salieron por Valerón y Asdrúbal respectivamente, crearon una jugada para elevar el dos cero definitivo al marcador en el tiempo de descuento. Al igual que Aranda, el joven canterano amarillo también inauguró su cuenta goleadora con el primer equipo.

La UD pudo volver a saborear el sabor de la victoria en un partido forjado desde la omnipresente presencia de Barbosa y los fogonazos de calidad de una plantilla sobrada de calidad pero aún en plena fase de consolidación como conjunto. Mientras tanto el oficio como la calidad, ambos por separados, van dando sus frutos en forma de puntos.


 




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