La UD Las Palmas obró su particular aquelarre con Chrisantus como chamán en el templo del Brujo Quini. Porque lejos de los focos mediáticos del fútbol más mainstream, El Molinón se tiene que considerar como tal, un templo del fútbol nacional que a día de hoy, tras el derrumbe del histórico San Mamés, es el campo más longevo de España.
En un partido con sabor añejo que evoca épocas de mayor gloria, ambas entidades, aficiones y los dos equipos mantienen intacto su halo de modesta grandeza a pesar de estar lejos de las fanfarrias y oropeles de la máxima categoría. Algo se hizo mal en el pasado para que Sporting y Las Palmas purguen penas en la 2ª división y clubes sin arraigo, sin historia, casi desprovistos de pasión como el Getafe, se mantengan de forma solvente año tras año en Primera.
Astures y canarios hicieron honor a su historia, al fútbol y a sus aficiones con un partido vibrante para el espectador, pleno de emociones, lleno de goles aunque puede que para los técnicos más pragmáticos sea un auténtico carrusel de despropósitos tácticos y defensivos. Al más puro estilo británico se rindió pleitesía al juego puro y simple, sin importar la categoría y sin más añadidos que el mismo juego.
Poco eco ha tenido esta oda al fútbol que rindieron ambos clubes fuera de los medios locales de Gijón y Las Palmas. Ha sido más meritorio el choque de dos multinacionales del entretenimiento como lo son Barça y Madrid a pesar que el espectáculo futbolístico no haya estado ni de lejos al nivel del ruido que genera. Es como la final de un Gran Hermano: pura polémica "undianesca" para luego rellenar tertulias vacías.
Así está el fútbol hoy en día, ¿Qué vamos a esperar si su máximo representante es un payaso como Joseph Blatter? Desde aquí mi respeto a Cristiano Ronaldo, jugador que no despierta en mí demasiadas simpatías, más no es merecedor del desprecio ni de las burlas que ha recibido.