24 de febrero de 2014

CRÓNICA || UD LAS PALMAS - GIRONA FC [2-1]



El pasado sábado se vivió una ciclogénesis explosiva en el Estadio de Gran Canaria, corría el minuto 75 y con la derrota parcial por 0-1 la depresión atmosférica era evidente, un público crispado que comenzaba tímidamente a cantar uno de sus particulares gritos de guerra contra el asesor presidencial, pequeños conatos de insurgencia que fueron reconducidos por el jugador más silbado y reprobado en toda la noche. Aranda, que entró al terreno de juego junto con Masoud por Valerón y Tana, tuvo que escuchar el veredicto de la afición amarilla que evidenciaba su disconformidad con su estado de forma y sus torpes declaraciones en los medios. Nunca se sabrá cuanto de culpa tendrá el abucheo generalizado en su reacción que logró voltear el marcador con dos asistencias. El malagueño, ejerciendo más de volante interior que de punta nato, se aprovechó de su capacidad técnica para servir en bandeja a sus compañeros la gloria de la remontada. Luego llegó su vendetta particular con el respetable que, aunque entendible como descarga de la tensión acumulada, no procedía. 

Y en la figura de Aranda se puede extrapolar al equipo en general, así es la UD Las Palmas, aún en los momentos de gloria hay máculas visibles, quedan resquicios de incertidumbre y de duda. Apostó de inicio Sergio Lobera por mantener las novedades que forzadas por la sanciones introdujo en Jaén, y tanto Momo, como Tana y Asdrúbal se mantuvieron en el once inicial con un rendimiento aceptable como mínimo entre todos. Un gesto que dignifica al míster y sobre todo al trabajo de los tres jugadores mencionados que ven recompensado su buen hacer, sus ganas y su hambre de fútbol. 

Asdrúbal celebrando su gol. Foto: ©Arcadio Suárez para ©Canarias7.es
Con Momo muy activo, ofreciéndose en todo momento a Valerón, desplazándose por el frente de ataque disfrutó la UD de muchas ocasiones gracias a la verticalidad de Asdrúbal y Tana. Pero siempre se repitió una dinámica que es una metáfora de lo que le sucede a la UD en ataque: siempre faltaba el referente, el delantero centro clásico (o no) que remate, que empuje el balón, que finalice la jugada, que grite gol. Generoso en el esfuerzo, activo y decidido como pocos, Asdrúbal no suple ese rol, sus virtudes son otras, justo aquellas que se complementarían perfectamente con las del nuevo inexistente. 

Aún sufriendo por excesos y por defecto en las dos áreas, el rendimiento del equipo mejoró ya desde la predisposición solidaria en los apoyos, en la búsqueda del objetivo con el esfuerzo individual en beneficio del colectivo. No hubo muestra de apatía, desidia ni intentos de lucimientos personales, sólo esfuerzo individual para buscar con ahínco la victoria del grupo. Y este cambio de mentalidad se mantuvo a pesar del gol de Bordas que amenazaba con destruir el segundo proyecto de Lobera, pero el equipo no se achicó, no se afligió por estar por debajo del marcador, fue el detonador, el toque de corneta que necesitaba para, a tumba abierta, ir a por la victoria. Los cambios anteriormente mencionados, de entrada provocaron incredulidad, pero finalmente resultaron del todo acertados. La UD, Sergio Lobera, sus jugadores y la institución salvaron un claro match ball con todo en contra. 

A continuación les facilitamos la galería fotográfica y el vídeoresumen del partido.












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