Una final, así se presenta el partido para Sergio Lobera. Se la juega a una carta, ganar o ganar para poder seguir a los mandos del barco amarillo (sin rumbo fijo, a la deriva desde hace semanas). Una derrota agotaría el poco crédito del técnico, centro de toda las miradas tras los malos resultados cosechados por el equipo.
Mucho debe confiar el presidente Miguel Ángel Ramírez en Lobera, para que no haya sido destituido la pasada jornada tras el desastre ante el Real Jaén, en esa misma semana se habló de un posible cambio en el banquillo, llegando a sonar nombres como posibles sustitutos del técnico aragonés. La paciencia tiene un límite y Lobera lo sabe, una derrota o incluso,un empate frente al Girona precipitaría la destitución del técnico.
Los números son realmente malos, sobre todo en casa, donde no se ha logrado ganar aún en este 2014 y hay que irse hasta la jornada 14ª para ver la última victoria amarilla como local. Mucho tiempo ha pasado, exactamente desde el 16 de Noviembre no se saborea el sabor de una victoria en el Estadio de Gran Canaria. El balance desde esa fecha es nefasto: 2 empates y 3 derrotas, 2 goles a favor y 7 en contra. Números muy malos para un equipo que tiene como objetivo ascender.
LA AFICIÓN DIVIDIDA
Loberismo sí, Loberismo no. Así está la afición amarilla en estos momentos. Muchos piden la continuidad del entrenador, pero otros muchos piensan que el crédito ha terminado y es mejor cambiar de aires para intentar salir de esta situación. El Estadio puede ser una caldera de críticas el próximo sábado, aficionados cansados de la situación actual del equipo, sumado a un mal resultado puede terminar en una avalanchas de protestas en contra del técnico y jugadores.