Por Alejandro Arbelo.
Como exponía el compañero de
Redacción, Román Pérez González, es pronto para análisis profundos. No obstante, si
por algo de lo visto ayer en el Francisco
de la Hera tuviéramos que destacar a esta remozada U.D., lo haríamos por su capacidad de adaptación. A poco que se
tire de memoria futbolística, es fácil recordar otros excelsos onces de Las
Palmas en Segunda que caían una y otra vez sin remedio, a veces con estrépito,
en campos como Los Pajaritos o el de
ayer de Extremadura. Como haciendo propio ese mantra de que el “estilo es
irrenunciable”, claudicaban por no querer (o no saber) bregar y jugar de
otra forma. Y así, como por inercia, quedaban atrás los puntos y las
aspiraciones amarillas en un fastidioso déjà vu.
Este fin de semana Las Palmas mostró otra
cara, obligada por el entorno y el equipo rival. Sabíamos a lo que íbamos. Una U.D. más barroca, combativa e inteligente, se remangó para sumar los tres
puntos en uno de esos campos donde antes
no (nunca había ganado Las Palmas en Extremadura). Sin especiales alardes,
el equipo logró el objetivo y se amoldó a las circunstancias para poder seguir
al acecho del intratable Málaga.
Ya
lo de jugar bien, para otro día...El partido está claro que no
fue bueno, por más que los tres puntos dejen buen regusto en el paladar. El engranaje perfecto aún no se ha
producido y resulta evidente que va a precisar más tiempo. Entre medias, lo
único que parece exigible a esta U.D. es que vaya cumpliendo con el guion
previsto y sumando puntos la mayor de las veces, en pos del objetivo ineludible
del ascenso. De momento, tres victorias y dos empates para un total de 11
puntos, a cuatro del próximo visitante del Estadio
de Gran Canaria...
Parece clara la idea de
equipo de contraataque. Parece resuelto el sesgo visto en los primeros partidos
de falta de hambre o de repliegue
excesivo con el marcador a favor. Ahora solo es cuestión de homogeneizar al colectivo y hacer valer
la calidad más que evidente del plantel, para acabar desarrollando, cuando se
pueda, un juego de conjunto más vistoso y atractivo. De
momento, puro fútbol de Segunda, más efectivo que preciosita, en el que resaltan las individualidades, y al que nos
habremos de acostumbrar para no caer en la frustración. Competir más que de
deleitar como premisa para aspirar al premio mayor de retornar a la élite.
Algunos
nombres propios. El idilio de Rubén Castro con el gol continúa. A tanto por encuentro, el
pichichi de la Liga 123 se puso nervioso
para tirar el penalti que supuso el 0-1…La racha se cortará en algún momento,
pero las prestaciones que ofrece el ex bético son de otra categoría. Por su parte, el otro
goleador de la tarde, Maikel Mesa,
ya enamora a la parroquia amarilla. Como se twittea insistentemente en redes,
es un fichajazo. Juan
Cala mostró galones y jerarquía en el campo, muy aplaudida también en redes, y se
empieza a erigir como líder natural y extensión en el campo del míster.
Un
pero.
Y no precisamente atribuible a Las Palmas. La no implementación del VAR este
año en Segunda ya ha tenido las primeras consecuencias para los amarillos. Un
penalti a todas luces inexistente, que dio lugar al 1-1 del Extremadura, y la
expulsión por doble amarilla de Galarreta,
que se me antoja recurrible. Un año más, tocará lidiar con arbitrariedades, nunca mejor dicho, que no serán siempre
favorables. Nadie dijo que esto fuera a ser fácil…
Próximo envite en el EGC y primer partidazo de la temporada. U.D.-Málaga. Primero contra segundo. Dos equipos invictos, dos super favoritos al ascenso. Sería una pena no ver al menos tres cuartos del graderío llenos de camisetas amarillas, pero ese, ya se sabe, es otro debate.
Próximo envite en el EGC y primer partidazo de la temporada. U.D.-Málaga. Primero contra segundo. Dos equipos invictos, dos super favoritos al ascenso. Sería una pena no ver al menos tres cuartos del graderío llenos de camisetas amarillas, pero ese, ya se sabe, es otro debate.