23 de junio de 2014

CRÓNICA || UD LAS PALMAS - CORDOBA CF [1-1} [FINAL PLAY OFF]



El sueño del ascenso se desvaneció en el último segundo, la escalera que peldaño a peldaño se fue construyendo con esfuerzo durante 42 jornadas más casi 4 partidos de promoción, fue derribada en pocos segundos por una panda de inadaptados sociales ajenos a toda ética que en su simplicidad de raciocinio perjudicaron al club del que presumen afiliación. 

Cruel desenlace para una entidad, para una afición (la verdadera) que se merecía mucho más, un club señorial y una afición ejemplar que en la derrota supieron felicitar al rival, conmovedoras las imágenes de aficionados cordobeses y amarillos en las gradas. La honorable imagen de la UD, la que ha costado labrar durante casi 70 años ha sido ultrajada por una minoría incapaz de darse cuenta del daño que han provocado. Un daño emocional a los 31.000 aficionados testigos de sus "heroicidades" y a los cientos de miles que disfrutaban a través de las pantallas de TV de su equipo, pero también han perjudicado a sus jugadores, a su equipo, impidiéndoles progresar profesionalmente y destruyendo todo el trabajo que tanto les costó levantar. 

Pero el daño no sólo ha sido en lo estrictamente deportivo, la imagen de Gran Canaria y de sus habitantes ha quedado tocada, no sólo a nivel nacional sino internacional. Esta minoría no representa a la sociedad grancanaria pero la ha retratado de una forma cruel y despiadada a ojos del mundo con una imágenes que serán difícil borrar y olvidar. La onda expansiva de lo actos vandálicos de estos descerebrados alcanza a la línea de flotación de una isla instalada en una crisis económica de la que parece no poder desprenderse. No ser un equipo de 1ª división repercute en la inversión a todos los niveles, en publicidad y potencial turístico de una economía que vive en su mayoría del sector servicios. Una crisis económica que se verá agravada por una crisis aún mayor, la crisis de los valores inherentes a pequeños grupos sociales, bien focalizados pero que son capaces de generar un daño mucho mayor. 



Lo que tuvo que ser una fiesta fue una desolación completa, la incredulidad y la indignación se instalaron en todos y cada uno de los que fueron testigos de un espectáculo bochornoso. Jugadores derrotados por una parte de su propia afición, una guerra civil declarada entre un sector de la grada que en su indignación no dudó en reaccionar ante los culpables que descarados desafiaban desde las pistas de atletismo y se enorgullecían de su heroísmo.

Desgraciadamente todo lo deportivo queda en un plano no secundario sino prácticamente residual. Y la justicia es reconocer que la UD Las Palmas estaba realizando un partido tácticamente perfecto, superior a su rival se hizo merecedora de una mayor ventaja que no logró materializar. Con la moviola en marcha hay jugadas polémicas como un penal a Momo o un posible fuera de juego en la jugada del gol decisivo. Pero todo pierde validez cuando lo que decidió el partido fue algo extradeportivo y endógeno a la UD Las Palmas .

La decepción es mayúscula, la UD Las Palmas afronta un futuro gris donde tendrán que reformular sus aspiraciones deportivas ante las exigencias de su calendario económico. Jugadores de peso como Apoño, Masoud, Chrisantus o Aranda tiene su futuro lejos del paralelo 28, y la continuidad de referentes como Valerón, desolado e inconsolable en el día de ayer, se encuentra ahora en entredicho. 

Una imagen vale más que mil palabras. La verdadera afición llora desconsolada. Foto: SerDeportivos LP.
Pero hay lugar para la esperanza, la reacción de los propios jugadores en las redes sociales, la de los aficionados de bien e incluso las palabras del presidente Miguel Ángel Ramírez en la mañana del lunes despejan un camino que se presentaba como un sendero a la gloria y que durante muchas horas se transformó en un descenso infernal a la mayor de las ignominias.

Somos la UD Las Palmas, nos dieron por muertos, volvimos del limbo y hemos peleado por regresar al Olimpo. No lo duden, regresaremos al lugar que nos corresponde, con más cicatrices de las deseadas, pero orgullosos de lograrlo con nuestro esfuerzo. Y nos quedamos con una palabras del cantante Manolo García: "Lo que hoy es carga, mañana será bagaje". 





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