Amanecía en el partido y la UD ya iba por debajo. Fue un quiero y no puedo el equipo en Cornellá - El Prat, siempre a remolque. No había pasado un minuto cuando un córner rematado por David López ponía por delante a los pericos. En el córner, Alen Halilovic, que se debía ocupar de la marca se despista por completo y el remate de cabeza se produce completamente solo, sin rivales entorpeciéndolo y viniendo en carrera con lo que Raúl, hoy titular, no pudo hacer nada.
Tras unos minutos
groguis, el equipo tomó las riendas del partido. Comenzó, quitándose las
telarañas, desperezándose, maldiciendo los malos hábitos del gol
tempranero. Pero, poco a poco, sobando el balón, sin profundidad, eso
sí, y sin llegadas de peligro, el equipo mejoró por la
propia inercia de su juego y porque el Espanyol había obtenido parte del
botín en juego sin haber roto a sudar.
Alen
Halilovic y Jonathan comenzaron a amasar el balón y con juego por
dentro la UD creció. En el 30' un zapatazo lejanísimo de Mauricio Lemos, hoy mediocentro sustituyendo a Roque,
acabó en gol; falló Diego López, pero el golazo no pierde valor. Fue un
chispazo genial que sorprendió a todos.
Otro despiste defensivo, esta vez de Hélder Lopes, provocó un centro que acabó rematando desde dentro del área y a gol Gerard Moreno. La UD se iba al descanso encajando dos goles en el primer y en el último minuto del primer acto mostrando una inseguridad y una inocencia sorprendente.
Aún así, lejos de que supusiera un mazazo -que lo fue- el equipo amarillo arrancó la segunda parte con otro gol de Mauricio Lemos de cabeza tras rematar un saque de falta Jonathan Viera. Con toda la segunda parte por jugar, el cielo se limpiaba un poco, pero fue un espejismo.
Un penalti claro de Raúl a Caicedo, tras un forcejeo previo con David García en una disputa con el ecuatoriano lo convirtió Pablo Piatti y el equipo volvió a estar por detrás en el marcador, a remolque y ya el partido entró en una fase fangosa, imprecisa, insustancial. La UD, quizás en ese instante más que en cualquier otro, echó de menos a Roque Mesa, el faro, el eje bigotudo que distribuye, da ritmo, genera, busca, cambia, grita. Adoleció todo el duelo el equipo de una mayor verticalidad, con Jesé espeso y sin el de Telde filtrando balonces, abasteciendo a Halilovic y, especialmente a Jonathan Viera.
Un gol de Jurado tras pase de Gerard Moreno al espacio pareció finiquitar el partido durante muchos minutos hasta que un gol en el 84' de Mateo García dio cierta emoción al duelo. En los instantes finales, y con 4-3 en el marcador, el árbitro no pitó un penalti que pareció claro de Hernán Pérez a Hélder Lopes y ahí acabó todo.
La inocencia defensiva del equipo hoy fue palmaria, llamativa. Casi cada ataque espanyolista acabó en el saco. Los errores individuales castigaron a una UD que ha marcado seis goles en sus dos últimos desplazamientos y en los que sólo ha logrado sumar un punto. A su vez, ha encajado nueve goles en los últimos tres duelos. Esta sangría hay que corregirla. A por el Villarreal.