16 de septiembre de 2013

Desde la Curva (#38): Victorias ansiolíticas.

En una semana como cambian las cosas. Tras el empate en Soria se rumiaba la impaciencia en el entorno amarillo,  el tan manoseado "otro año más igual". Y dos victorias consecutivas, primero en Copa ante el Sabadell y ayer ante un agradable Real Jaén en Liga han despejado las dudas. Ya no se ciernen negros nubarrones sobre el Gran Canaria, ya no hay amenaza de tormenta en Pío XII, ya el verde del recinto de Siete Palmas se parece a un césped y no un campo de minas. ¿Hay mejor ansiolítico que la victoria de tu equipo? Creo que no. 

Las victorias como los fichajes se hicieron de rogar pero ya están aquí. Una vez más la Copa como punto de inflexión, como espejo al que mirarse. Al igual que ante el Sabadell, ayer hubo dos partes bien diferenciadas. La 1ª la UD controla el encuentro a partir de su fútbol de la clase de Masoud, de la brújula de Apoño, del trabajo de Aranda, del genio de Valerón. Muchos argumentos a favor para llevarnos la contraria. La 2ª parte ligada al bajón físico, la UD duda, se atasca en su producción ofensiva y llegan los minutos donde se sufre, se suda para proteger el botín obtenido.

Un rasgo característico de esta plantilla que normalmente se recalca con un matiz negativo es que son jugadores veteranos. Cierto, la UD tiene una plantilla experimentada pero eso es un plus, viejos guerreros curtidos en muchas batallas al máximo nivel que reconocen los tiempos de cada partido. Cuando las piernas fallas se activan esos mecanismos mentales, ese otro fútbol que hace que suplas la carencia física con el valor añadido que sólo te dan los años: el oficio.  A la explosividad de Asdrúbal, al vértigo bisoño de su fútbol, hace balanza la experiencia y el temple de Apoño o Masoud.

La UD Las Palmas que todos deseamos, que se intuye rasgos, que promete con aparecer,  es aún un equipo de tan sólo 45 minutos tras dos semanas de trabajo grupal con la plantilla al completo y cerrada. Cuando esté grupo esté cohesionado, cuando los mecanismos viejos y nuevos se hayan implantado, cuando los automatismos sean memorizados, la velocidad de crucero será alcanzada. 

Hasta entonces tendrán licencia para flaquear pues como se aplaude cuando sacan el caviar, en las malas mucho más. 




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