1 de febrero de 2018

APUESTA O RETORNO



Apuesta o retorno. Así podríamos resumir la volátil política de fichajes amarilla desde tiempos inmemoriales. Como si el club trasladara su centro logístico a un casino norteamericano cada mercado de fichajes y eligiera las estampas para su álbum bajo el influjo del traqueteo de las bolas recorriendo las ruletas.

Pocas certezas, pocos hombres con un rendimiento sostenido en sus anteriores equipos, sin una crítica positiva unánime entre los aficionados que nos preceden. Pocos futbolistas -o ninguno- cuyo nivel sea respaldado por los números.

La alternativa, por costumbre, siempre ha sido el retorno, el eterno retorno. Ante la escasez de ideas y de conocimiento del mercado futbolístico actual, la secretaría técnica de la UD ha actuado como quien se queda sin pareja y, tras años fuera de órbita, no le queda otra que tirar de agenda para recurrir a sus antiguas conquistas.

Acto de fe constante

La forma de digerir cada contratación que gesta la Dirección Deportiva polariza -como en tantas otras facetas- al aficionado de a pie. Están los que ofrecen apoyo ciego e incuestionable a cualquier decisión que toma el club y, por otro lado, quienes se muestran más críticos y desilusionados por carecer de jugadores que ofrezcan ciertas garantías. Las redes sociales entran en ebullición en cada ventana de transferencias, pero cabe reseñar que cuando el 'nuevo' salta al verde, la unanimidad sí existe: apoyo total hasta que el rendimiento negativo es muy evidente y continuado.

Con apuestas la Unión Deportiva adquirió a jugadores como Salomón Rondón, Adrián Colunga, Roberto Trashorras, Álvaro Cejudo o Sergio Araujo siendo inquilina de la categoría de plata. En Primera, afloran aciertos como Pedro Bigas o Kevin Prince Boateng.

Sin embargo, también apostando llegaron futbolistas de infausto recuerdo y de paso -afortunadamente- efímero. Podríamos hacer una larga lista de desaciertos, pero por resumir, nos acordaremos de hombres como Diego Herner, Alberoni, Amaral, Capi, Perea, Pando o el más reciente Tannane.




¿El fin justifica los medios?

Pese a ello, y recalcamos el 'pese a ello', por lo prolongado y sufrido, al club le ha bastado con acertar el tiro en un bajísimo porcentaje de veces, dado que finalmente consiguió el tan ansiado ascenso a Primera División, lugar que le corresponde -sin forofismos- por historia, por afición, por pertenencia a una de las ciudades más grandes del país y por la escasa -o inexistente- competitividad regional.

La evidencia indica que el sistema apuesta-retorno se ha agotado. No vale apostar en una categoría absolutamente profesionalizada, donde todos y cada uno de los clubes que la componen tienen mayor o igual número de fichas con las que ganar el 'jackpot' y que además cuentan con sofisticados departamentos de 'scouting'. En una época de transformación digital, bajo el gobierno irrefutable del dato, contratar por recomendaciones, ofrecimientos o recuerdos de un pasado lustroso resulta obsoleto e ineficaz. Pero claro, hablamos del mismo club que cuenta con nombres 'estelares' en su departamento de comunicación y sin embargo utiliza sus redes sociales más por castigo impuesto por una sociedad que demanda información, que como una oportunidad de acercarse a los suyos y ofrecer una imagen amable, cercana y moderna.




La cantera al rescate

En los últimos ascensos a Segunda (Aday, David García, Ione, Aythami, Alberto, Víctor, Juanma o Nauzet) y Primera (Simón, David García, Aythami, Dani Castellano, Ángel, Asdrúbal, Roque o Viera) la participación canterana fue esencial. El elevado número de canteranos que compusieron las plantillas con más éxito de la etapa Ramírez fue clave para ello.

Pero no nos engañemos. La confianza y el mimo puliendo jóvenes no ha sido la tónica habitual. La llegada al primer equipo, por norma general, se ha dado en épocas de absoluta crisis y falta de 'cash' (Viera, Vitolo, Vicente, Juanpe) o porque los -no tan- jóvenes canteranos caían como fruta madura (Roque, Simón). La cantera como último recurso, la cantera como parche para corregir desperfectos de una política de fichajes errática.

Por ello, por los desaciertos en la importación de talento y por la falta de atención al producto de la casa, Las Palmas volverá a jugarse 'all in' el bote capturado en 2015. Y como el recurso del retorno se ha agotado definitivamente -al menos hasta que David Silva decida colgar las botas de amarillo-, los Peñalba, Gálvez, Jairo, Nacho Gil, Aguirregaray, Etebo y Emenike serán nuestras fichas sobre el tapete. Esperemos que la bola vuelva a caer en el amarillo.




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