Arrancó el partido con la gran novedad de Vicente Gómez de titular como pivote en la medular. La lesión de Peñalba le otorgó la oportunidad al número cuatro amarillo tras semanas de ostracismo donde el banquillo o la grada se habían convertido en su hábitat más común. Una oportunidad con trampa, pues el Leganés y su fútbol táctico aderezado con mucha presencia física e intensidad en toda la cancha, iba a exigir al de Schamann, y al resto de sus compañeros, lo mejor de ellos.
Intentó Las Palmas lograr el control del partido a través de la elaboración y la conducción del balón raseada y con criterio. Pero el orden y la firmeza del esquema de Asier Garitano dificultaba la labor amarilla. El partido tenía dos caras, una cuando la UD llevaba la pelota, más lento, pausado, casi rumiado y cuando el balón caía bajo dominio pepinero que de repente se convertía en un torbellino, un correcalles a toque de corneta y sobresalto continuo. Mismo partido, dos formas totalmente distinta de afrontarlo.
En el plano individual aportó gratas sensaciones un Halilovic que se veía con galones y en una posición capital en la sala de máquinas tras la marcha de Jonathan Viera. Y el croata no se arrugó. Reclamó protagonismo llevando la conducción del balón con autoridad, ofreciéndose en todo momento a los compañeros y aportando criterio en la circulación del balón. En defensa el equipo si tuvo alguna imprecisión que por suerte no acarrearon nada que lamentar. Al descanso se llegó con el empate inicial tras unos primeros 45 minutos bien disputados pero que realmente no contaron con grandes ocasiones de gol.
La segunda parte se oscureció el sol para Las Palmas. El Leganés apretó los dientes, ahogó la circulación de la pelota haciendo que Halilovic perdiera peso en el encuentro, adelantó metros en su presión y cercó el área amarilla exigiendo a los de Paco Jémez un esfuerzo intenso y continuo en tareas defensivas. Fue en este momento donde emergió la figura de Leandro Chichizola. El arquero argentino realizó varias paradas meritorias y al límite que mantenía a su equipo con el arco imbatido y mantenía intactas las aspiraciones de puntuar de los amarillos.
A pesar de introducir a gente veloz y vertical como Toledo o Ezekiel, Jémez no lograba sacudirse el dominio y acoso pepinero. Sufría mientras era testigo como su equipo poco más que podía hacerse era defenderse, achicar agua por todos los costados y esperar un milagro. Ese milagro casi estuvo a punto de llegar en una de las pocas jugadas donde se pudo ver a Cuéllar. El portero local casi se marca un autogol al ir a despejar una pelota a la frontal y ésta rebotar en Bustinza, por poco no entró en su propio arco totalmente vacío.
En la recta final del encuentro el equipo amarillo asumió la imposibilidad de meterle mano al área de Cuéllar y se arremangó aún más para lograr un empate que estaba sufriendo mantener. El "Lega" lo intentó hasta el final, pero Chichizola, principalmente, y el acierto de la defensa amarilla, le arrebataron el gol que rondó en varias ocasiones.
Las Palmas suma un puntito en un campo complicado, pero necesita volver a ganar para optar a salir de la zona de descenso. Y para optar a la victoria hay que disparar a puerta y tener ocasiones de gol claras, y la única que ha tenido hoy lo ha provocado un error del Leganés que casi se marca un autogol ridículo.
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