14 de noviembre de 2014

DESDE LA CURVA || LA FUERZA DE LA ILUSIÓN

La UD Las Palmas se enfrentará mañana al Mirandés buscando tres puntos que le permitan continuar como líder antes de visitar la plaza del Nuevo Zorrilla, donde se disputará otro enfrentamiento con un rival directo por el ascenso como lo es el Real Valladolid. Nada más finalizar el encuentro en Montilivi, se puso la mira en la afluencia de público al siguiente partido en casa. Durante la semana se ha apuntado a la vital importancia de la afición en los encuentros como local. El objetivo es conseguir la afluencia de 20.000 espectadores, quizás 25.000. Un público entregado, como hasta ahora lo ha sido, es un músculo más, tan fuerte e importante como los que están sobre el césped, que empuja para lograr el objetivo. 

Las Palmas está viviendo su mejor momento desde el último ascenso a primera, lejos, muy lejos, quedan los desayunos con el temor de leer en los periódicos la liquidación de un sentimiento. Tras deambular por páramos desiertos, donde un reducido núcleo de acérrimos nunca fatigaron, llegó el 22J. Aquel día en un estadio atestado de aficionados ávidos de celebrar la consecución de la gloria, se colaron, para estropear la fiesta, quienes nunca alentaron en las noches grises. Aquel fue un cataclismo que hubiese enterrado para siempre a cualquier otra entidad en la ignominia, pero tan funesta experiencia ha sido metabolizada de una forma inédita, extrayendo del fruto más amargo el zumo más dulce: la ilusión.

Ésta es uno de los principales motores del ser humano, en nuestro caso lo ha sido también. Muchos que hastiados miraban a otro lado cuando se hablaba de la UD, volvieron a estar junto a ella en su peor momento para ayudarla a restituir su honor y reconstruir un sueño que le fue birlado. Vestirse de amarillo y festejar un ascenso sólo en la última jornada, es celebrar llegar a la meta haciendo trampa durante la carrera. Invito a los indecisos (si es que queda alguno), a los que creen que el último peliculón de Hollywood lo vale más, aquellos que se prefieren quedar en la comodidad del sofá, que se acerquen al estadio a sumar. Aún están a tiempo de formar parte del camino, de contagiarse de la esperanza, de llenarse de ilusión, de disfrutar del trayecto que lleva a lo más alto, y no tan sólo de celebrarlo.

Ya lo dijo Jacinto Benavente, premio Nobel de literatura, "lo mejor de hacer el amor es cuando subimos por la escaleras". La ilusión, el cosquilleo, la esperanza y las expectativas de lograr lo que deseamos son lo que nos mueven cada 15 días al Gran Canaria. No se avenga a venir sólo el último día a la fiesta, sin camino recorrido el premio es el mismo pero sabe distinto. 




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