31 de agosto de 2013

POST PARTIDO U.D. LAS PALMAS - S.D. EIBAR [1-1]

Foto: ©canarias7.es

El partido que ha disputado hoy la UD Las Palmas debería ser considerado como un auténtico insulto para las aspiraciones de ascenso del equipo amarillo. Hasta esta tarde las sensaciones que aportaba el equipo, que sólo había rescatado un pírrico punto de los seis disputados, eran malas por lo visto sobre el terreno de juego. Pero a pesar de ello se reconocía las intenciones de generar un fútbol asociativo y su propuesta ofensiva a la misma vez que se lamentaba la falta de gol y profundidad del juego amarillo. Hasta el día de hoy, ahora hay que sumar a lo anterior una sangría de puntos que puede mermar las aspiraciones de la UD y a la que sino se le pone freno de inmediato puede comprometer los objetivos marcados.

Foto: Marca.
En un tórrida tarde ante un graderío más vacío de lo habitual, el equipo de Sergio Lobera comenzó el partido como la afición le pide: un fútbol vertical, y profundo con asociación. Se generaban ocasiones de gol una tras otra, aunque éste aún era esquivo.  Valerón derramaba perlas de su fútbol excelso  y sus compañeros de vanguardia le acompañaban dando salida a las jugadas que su cerebro ingeniaba. Las sensaciones eran realmente buenas, se veía un Momo participativo y acertado, un Tato activo que buscaba el juego entre líneas y abría espacios, un Chrisantus que se fajaba con una ruda defensa, bajaba a recibir y cumplía con su función de pivote de desgaste.

Pero llegó el minuto 16, un balón largo del Éibar, la defensa amarilla adelantada defiende mal, el balón arriba a los dominios de un David García lento, desacertado, que recupera a duras penas su posición e incomoda a Capa en su golpeo con tan mala fortuna que en su intento de despejar termina por introducir el balón en su propio arco.  Y justo ahí se desmoronó el equipo amarillo cómo si un castillo de naipes ante un tornado se tratase. Frágil, endeble, timorata, temblorosa se fue mostrando una zaga amarilla que era un auténtico maná de ocasiones para un equipo armero que no se creía aún su posición de ventaja.  La UD no reaccionaba, las asociaciones de futbolistas, las uniones de talento desaparecieron: Valerón una isla solitaria, volvió la peor versión de Momo, Tato escorado y desaparecido, de Chrisantus se dejaron de tener noticias. Tan sólo Delev, al que su orgullo le imposibilitaba bajar los brazos, dio muestras de arrojo y pundonor.

Chrisantus en una jugada (udlaspalmas.es)
A partir del gol el Éibar se mostró como un equipo pétreo defensivamente pero flexible, laxo en ataque que se estiraba con rapidez con contragolpes en envíos largos que buscaba la espalda de la defensa amarilla (de esta forma llegó su gol). Así, también se mostraban bastantes peligrosos en jugadas a balón parado con diferentes ocasiones. La realidad es que el equipo vasco con un fútbol rudimentario, de manual básico, estaba complicado la existencia un conjunto amarillo falto de ideas, de fútbol, de gol y, si nos apuran, casi de alma. La afición local ya impacientada, ya hastiada de excusas, implacable dio muestras  de su enfado y descontento con todo lo que sucedía sobre el terreno de juego. La imagen más grosera, que evidencia el patetismo amarillo, fue el ataque visitante en el que 3 atacantes contra un único defensa fueron incapaces de marcar fallando de forma estrepitosa. Y es que si la UD ha logrado no perder el partido en parte ha sido por la poca efectividad de cara a puerta del Éibar.

Llegaba el partido al descanso con sonido de viento que caía como chuzos de punta desde la grada, una derrota provisional que pesaba como una auténtica losa y una imagen de unos jugadores amarillos que dejaban en  evidencia a su técnico. Sergio Lobera, en la previa del partido, ante las cámaras de la TVCanaria aseguraba no encontrarse “tranquilo, sino tranquilísimo” porque confiaba en sus jugadores. Jugadores que estaban dinamitando toda la confianza de su técnico con su paupérrimo juego. Por otra parte, las palabras de Lobera provocan otra reflexión: ¿Sólo confía en sus jugadores?. Pero esa ya es otra historia.

Momo encara a Yuri (udlaspalmas.net)
La charla técnica que tuvo que impartir Lobera tuvo que ser muy convincente porque los jugadores amarillos salieron de forma corajuda, con ganas de demostrar que estaban heridos en el orgullo. Se agradeció el cambio de actitud de los jugadores, pero realmente no había argumentos futbolísticos para anhelar un cambio en el marcador. Tácticamente desordenada y defensivamente desarbolada la UD seguía siendo superada, maniatada por la táctica de Gaizka Garitano que se resumía en el “abc” del fútbol más primitivo. Primitivo, sí, pero que ante una UD deficiente le valía y le sobraba para dominar el partido.

Sergio Lobera movió banquillo y dio oportunidad a esa cantera que el año pasado reclamaba oportunidades y que desde su dirección no se le dio demasiada importancia. Salieron bajo una pitada general tanto Momo como Tato (ambos terminaron por realizar un partido pésimo) por unos Asdrúbal y Tana ovacionados. Los dos canteranos fueron el electroshock que necesitaba Las Palmas. Aportaron verticalidad, intensidad, ganas, sentimiento y fútbol. Con el descaro propio de un joven canterano que desea comerse el mundo, salieron a morder un rival tan lejano de su calidad futbolística como la tierra del sol. 

Momento exacto del golpeo de Asdrúbal que acabó en gol.
©RTVC.es
Aunque el Éibar comenzaba a sufrir por primera vez, seguía con su mismo guión incapaz de entender que el partido había cambiado con la entrada de los canteranos. Y siguió arropado atrás buscando sus oportunidades en desplazamientos largos, y así provocó la expulsión de un triste David García que tuvo que derribar a Capa para evitar que se plantara sólo ante Mariano Barbosa.  Se mascaba ya la mayor de las tragedias, cuando en una jugada individual Asdrúbal realizó un slalom pleno de rabia, una arrancada desde el orgullo para acabar en el éxtasis tras cruzar el balón que acabaría besando la red. El gol fue celebrado con rabia, como el éxtasis que llega tras el mayor de los castigos, como la morfina que le llega al dolorido enfermo.


Asdrúbal marcó un gol salvador sí, pero no embustero. El conjunto de Lobera es un equipo inmaduro formado por una plantilla incompleta. Sin capacidad creativa y escaso de gol, es incapaz de generar fútbol por deméritos propios, pero también por falta de materia prima que materialice las ideas futbolísticas de las que presume. Mientras se esperan la llegada de los nuevos fichajes como el rescate que espera el náufrago, los puntos vuelan, la confianza se pierde, la ilusión merma y la afición se impacienta.  No obstante, las exigencias siguen siendo las mismas.





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