La UD Las Palmas pierde contra la Real Sociedad en un partido en el que hizo de todo para ganar. Se malograron muchas ocasiones. Es la cuarta derrota consecutiva.
La primera parte resultó un muestrario de ocasiones malogradas entre dos equipos que juegan a lo mismo. Ambos cuidan el balón y tratan, de un modo preciosista, de mimarlo para obtener réditos. Llegaba la Real Sociedad al Gran Canaria como uno de los equipos más en forma de la Liga y la UD con las dudas tras los tres tropiezos consecutivos, pero una vez que se desperezó y que comenzó el despliegue por el verde la cosa cambió y esas inercias dejaron patente que las previas no sirven para nada.
Le costó entrar a la UD, decía, porque el equipo vasco quería marcar territorio pronto. Las subidas de Odriozola pusieron en alerta a Hélder Lopes, novedad en el once por la baja de última hora de Dani Castellano, y el joven canterano erreala se mostró muy incisivo en ataque generando varias jugadas que sus compañeros mandaron al limbo.
La UD, por su parte, era muy lenta en la circulación fruto de la presión vasca. Tenía el balón, pero sin profundidad hasta que poco a poco, ágiles toques de Viera, Vicente, o Tana, el mejor de los amarillos en el primer acto, superaban esa tela de araña y generaban espacios a la espalda de la defensa txuri urdin. Así fue como llegaron las ocasiones amarillas y como vimos que Jesé va cogiendo el tono físico y la precisión en el entendimiento con sus compañeros, especialmente con Viera, Boateng y Tana. Buena noticia.
En la reanudación la UD tomó las riendas del partido y empezó a acumular ocasiones en jugadas que siempre llevaban la firma de Viera de asistente y en los que siempre falló algo en el último instante; a veces Jesé en el disparo o Tana en el pase decisivo, pero en las que siempre contó el equipo donostiarra con un Gerónimo Rulli inspiradísimo.
La UD, desbocada, con Jesé de ejecutor insistente, pero fallido hizo todo lo que estaba en su mano para ganar, pero falló en lo que vale quilates, la pericia final, el toquito decisivo y ahí, en la élite si fallas puedes correr el riesgo de que la tortilla se vire y pierdas todo lo acumulado en una acción desafortunada, tal y como pasó. Javi Varas erró en un pase y cedió el balón a Xabi Prieto que, solo, y sin portero porque el sevillano estaba descolocado, solo tuvo que efectuar el disparo con total tranquilidad.
Las Palmas se desconectó entonces, nerviosa, incrédula, ante el infortunio y no hubo mucho más que hacer. Setién trató de mover el avispero incorporando a Mateo y a Halilovic, pero el devenir del partido ya estaba escrito.
Los amarillos acumulan su cuarta derrota consecutiva en un partido que recordó al disputado en el Gran Canaria ante el Sevilla en el que no se aprovecharon las múltiples opciones y al final se intercambió la cara de tonto de uno por los puntos que se llevó el otro.