Cierto que aún no hemos hecho nada, cierto que son partidos
de pretemporada, cierto que la mayoría de los rivales han sido de un nivel
inferior al de nuestro equipo. Vale, pero coincidirán conmigo que este año los
amarillos llegan con un aire distinto al de los cursos anteriores.
La mentalidad ganadora que tiene esta plantilla es palpable
en cada segundo de los partidos disputados. El equipo es un bloque en el que la
presión e intensidad se lleva como bandera quedando atrás la mediocridad, el
conformismo y la desidia que por desgracia hemos vivido en más de un partido en
el Estadio de Gran Canaria.
La palabra ascenso queda prohibida y se instaura el famoso
partido a partido acuñado por “el Cholo”. El juego preciosista, muchas veces
indolente, pierde fuelle para dar paso a un juego más directo con una capacidad
insaciable para el gol.
La realidad es que los de Paco Herrera destilan un cierto
aroma a aquel equipo que jugó el playoff la última temporada, pero con el
aliciente de tener una velocidad endiablada y una pegada devastadora arriba.
Tenemos un equipo que se basa en jugadores de cantera con un
entrenador que sabe sacarles el máximo rendimiento. Quizás esos sean los
ingredientes claves para creer en un equipo que a día de hoy convence.
Jugaré a ser adivino y diré que este año lucharemos por
estar en la parte alta de la clasificación y optar entre los dos primeros puestos
solo dependerá de los límites que nos pongamos. Me uno a la consigna del club y
no diré la palabra prohibida, pero me atrevo a presagiar que esta temporada
vamos a disfrutar, y lo mejor de todo es que esto sólo acaba de empezar.
Foto Portada: ©Marca.com