La previa del partido fue un locura. Media hora antes del inicio no se sabía qué sucedería. Al final se optó por una medida salomónica: jugar al fútbol sin público, sin el que debería ser el principal motor de este deporte. Desde estas líneas nuestro abrazo a los aficionados de la UD desplazados que dejaron su dinero para tener que ver el encuentro en un bar. La mañana fue un maremágnum de noticias: el equipo amarillo, por primera vez en su historia vestía en su camiseta una bandera española en un día tan señalado en Cataluña; se suspendía el acto protocolario entre las directivas por este hecho, hubo incertidumbre en el ambiente, hubo intentos de suspención del duelo, hubo amenazas de invasión por parte de la Grada de animación del FC Barcelona y finalmente se jugó.
La UD, la nueva UD de Pako Ayestarán, saltó al Camp Nou agazapada, pero seria, resistiendo, pero duró poco el asedio, el Barça parecía imbuirse en el ambiente extraño, frío, desangelado de un campo cerrado, de un partido a puerta vacía y la UD lo supo ver, lo aprovechó para empezar a tocar el balón con calidad, precisión e inteligencia. Así, llegaron combinaciones interesantes entre Viera, capitán general siempre, Tana, Tananne y un Calleri que es un muro y un dolor de cabeza para los rivales.
Un disparo al palo de Calleri tras fantástica combinación en ataque amarilla fue el epicentro, el reflejo, de esa muy buena primera parte en un escenario de lustre, pero en un día extraño, lleno de matices y de contexto. Imposible cuantificar si ese primer tramo del partido fue mérito amarillo o demérito blaugrana, más pendientes del entorno, del día, que del verde; en cualquier caso, bien la UD porque el nuevo míster amarillo parece querer recuperar el estilo que nos llevó a la ilusión; es evidente que es pronto, pero fue un buen primer paso.
En la segunda parte, Valverde introdujo dos cambios: Rakitic e Iniesta por Paulinho y Aleix Vidal y el FC Barcelona, y el partido, cambiaron.
La presión que el primer acto había resultado bastante efectiva; ahora llegaba un segundito más tarde y suponía una ventaja para los azulgranas. Todo era extraño hoy, lo dijimos, por eso, no podía ser de otra forma, el primer gol fue de Busquets de cabeza al rematar un córner en el primer palo, quizás el futbolista con menos gol de la inconmensurable plantilla catalana.
El segundo, en el 70, obra de Messi tras un gran pase de Denis Suárez ya supuso una ventaja insalvable para una UD que dio varios pasos atrás en la reanudación del partido. 7 minutos después, Leo Messi aprovechó llegando en carrera un buen pase al hueco de Luis Suárez para hacer el tercero.
Bien la primera parte, aprovechando, quizás, el desconcierto azulgrana por la situación anómala; bien, repetimos, la presión, la salida de balón, la solidaridad defensiva en un campo imponentemente vacío. Muy bien; pero la segunda parte el equipo se deshizo y la superioridad del FC Barcelona se hizo patente.
Tendrá quince días ahora Ayestarán para tratar de refrendar su idea, su estilo, su modo y que los pasos positivos vistos hoy se mantengan en el tiempo y no sean un espejismo.
fotos: @Laligaa