6 de octubre de 2017

JONATHAN VIERA: LA REFERENCIA ERES TÚ


Jonathan Viera Ramos (Las Palmas de Gran Canaria, 21 de octubre de 1989) está tocado por una varita. A veces pasa. Se dice mucho esto, -es un lugar común-, pero en su caso es así: el chico de La Feria juega de una manera especial. La UD, el equipo de su vida, con el mayor compendio de nombres ilustres de los últimos años en su plantilla no ha dejado de bailar al son que marca el dueño del equipo, la referencia, el ancla, el faro y la luz de una UD Las Palmas que juega por tercer año consecutivo en Primera División. 

Pero vayamos a los ejemplos, a lo obvio; a las botas sobre el verde que él convierte en fantasía: el pase a William José de tacón ante el FC Barcelona en el Estadio de Gran Canaria el año de regreso a la élite. Inolvidable. O el gol al Athletic de Bilbao de vaselina para culminar un contraataque el curso pasado. Recordemos también a Jonathan Viera robando un balón en el Sadar, tras su regreso a casa, lanzando un misil a la escuadra desde fuera del área seguro de sí mismo. O Jonathan asistiendo a Boateng desde casi el área defensiva del equipo para que el ghanés se adelante a Keylor Navas en carrera y marque a placer en el Santiago Bernabéu. Uno más: Jonathan Viera en Zaragoza en Liga, prácticamente cerrando, esperemos que por muchos años, nuestra participación en Segunda División con un golazo desde fuera del área.



Jonathan Viera Ramos, Romario, el mismo que nos dio la vida en La Romareda dentro y fuera del campo; el gol fue suyo, -jugada de garra de Simón y toque sutil de Araujo- pero además el aliento, la mirada alocada, confiada y desafiante fue suya; antes del "nos vemos en la guagua" eterno el genio lo tuvo claro y alumbró cuando todo el horizonte era petróleo y desolación.

Jonathan puso el centro que dio lugar al barullo que parió un berrido que todavía resuena en la isla.

Fulgurante y hermosa fue su aparición en el primer equipo en aquel arranque con Jémez que señaló un sendero que luego conocimos: Jonathan y Vitolo jugando en Segunda División como si fueran dos amigos en un parque que se buscan, se divierten y nos enamoran a todos. Jugando como si no los mirásemos, abusando, aprendiendo ante nuestros ojos. Errando, errando mucho, pero -con el tiempo- para bien. El diamante puliéndose con el foco mediático encima; con el ansia de la isla en sus hombros, con el flexo inquisidor constante en su tez morena. Asimilando, interiorizando en su cuerpo a diario lo que sus pies y su cabeza le pedían, le decían.


Jonathan haciendo una cuchara cotidianamente ante una defensa cerrada, Jonathan viendo que si el suelo está ocupado el cielo también cuenta, una sutileza al alcance de muy pocos; recibiendo en el centro, cabecita alta, ágil, pequeño, pero inmenso de recursos buscando el desmarque de Macedo o Dani, la combinación con Tana, Vicente o Roque, asociándose con William, con Boateng o Calleri. Jonathan tirando los penaltis apurando al movimiento del portero, con el pecho inflado y pensando en un consejo de Juan Carlos Valerón, del que heredó el '21'. Jonathan reivindicándose con el equipo en el que siempre soñó. 

Cumpliendo su desvelo y compartiéndolo con nosotros.

Jonathan, Jony, el pibe que hoy podría debutar junto a los mejores futbolistas del país en año de Mundial está ante su oportunidad. 





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