A la Unión Deportiva, en un
excelente partido con dos partes diferenciadas, le sobraron cinco
minutos. En el minuto ochenta y ocho, con un penalti dudoso de Bigas a Vitolo
todo se torció.
Diez días
después de la exhibición ante el Granada, la UD Las Palmas, en la
primera parte, lo volvió a hacer. El equipo de Quique Setién se plantó
en uno de los campos más complicados de la Primera División del
fútbol nacional e hizo aquello a lo que, felizmente, nos está
acostumbrando.
La primera parte
fue primorosa. El juego desplegado por los amarillos estuvo lleno de
precisión. El equipo sacaba la pelota jugada salvando la presión
asfixiante del conjunto hispalense. En el primer acto el equipo
local apenas se acercó a la portería de Varas, señal de lo bien
que iban las cosas. El gol de la UD llegó en una conducción de
Roque Mesa -qué partido el suyo- que tras intentar, al llegar al
borde del área dar un pase a Livaja, el rechace le llegó a Tana en
la izquierda que se perfiló y cruzó el balón ante el que nada pudo
hacer Sergio Rico. Un golazo.
En la segunda parte, el Sevilla se
lanzó al ataque. Vitolo, que salió en la reanudación, se mostró
como el jugador más incisivo con un juego más vertical frente a la
horizontalidad en la que pecaban sus compañeros y ahí, lentamente,
pero con firmeza fue cambiando el sino del partido. La UD resistió,
defendiendo bien, dos buenos cortes de David García y de Bigas, por ejemplo, ejemplifican el gran esfuerzo colectivo que se estaba realizando, achicando agua frente al asedio sevillista que hacían presagiar que, pese a que la tarde se había tornado en sufrimiento iba a acabar con tres puntos que mantuvieran al
equipo en las alturas.
Pero llegó el minuto ochenta y ocho y un penalti dudoso
de Bigas a Vitolo lo transformó Sarabia y ya, en la última jugada y con el tiempo de alargue cumplido,
el joven sevillista Carlos Fernández remachó un córner que dejó a
la UD sin ningún punto en un gran partido al que le sobraron los últimos cinco minutos.
Fotos: ©LaLiga.es