5 de febrero de 2016

OPINIÓN II LA IMPORTANCIA DE LAS ESENCIAS


Hace unos días fui testigo de un hecho que a primera vista podría resultar, cuanto menos, insólito. Sucedía en un partido de benjamines. El equipo de mi hijo ganaba dicho encuentro por diez goles de diferencia y cuando esperaba por él, su entrenador salía del vestuario hecho un basilisco. Su gesto contrariado ponía de manifiesto el descontento causado por lo que había presenciado durante el encuentro puesto que, a pesar de ganar por una amplia ventaja, no había visto reflejado en el campo lo que había trabajado durante toda la temporada. Perseguía una identidad en el juego de su equipo que ese día, por lo menos, le había sido esquiva.

Pocos días antes, tras la eliminación copera ante el Valencia, mantuve una larga discusión - de las constructivas - con dos buenos amigos sobre el estilo de juego de la U.D. A pesar de llevar el dominio del encuentro, sobre todo en la segunda parte, de haber rematado 16 veces a la portería rival y de haber alcanzado los cuartos de final de la Copa después de casi 20 años, estos amigos - al igual que muchos otros aficionados en redes sociales - sostenían pesimistas argumentos basados en un equipo desestructurado, lagunas tácticas e irremediable descenso a final de temporada ... A mis amigos le faltaba lo que le sobraba al entrenador de mi hijo, los goles, pero no valoraban en su justa medida la identidad mostrada por el equipo, puesto que esa vez no vino acompañada de un buen resultado.

Ellos eran víctimas en ese momento del resultadismo inmediato, cuya seducción, como dijera Bubansky en su reciente carta de despedida,  "es muy tentadora en esta sociedad, dejando en un segundo plano los valores y principios esenciales que en el mundo del fútbol se encuentran en peligro de extinción". Y esta Unión Deportiva actual tiene, bajo mi punto de vista, dos hermosas esencias muy marcadas con las que, aún a riesgo de caer en un romanticismo estéril, me alineo profundamente. La primera es la identidad, esa que echaba en falta aquel buen entrenador y que obviaban mis contertulios restándole una importancia que no puede ser olvidada. 

Desde la llegada de Quique Setién al buque amarillo, el equipo lleva un sello de imprenta que no se difumina en función ni del rival ni del escenario. El fútbol de toque y salón - que diría nuestro compañero Fran Artiles - es innegociable para la escuadra insular y se intenta llevar a la práctica de igual manera en el E.G.C. que en San Mamés, Mestalla o el Bernabeú. Para su mejor consecución, el técnico cántabro ha rescatado del fondo del armario a peloteros con poca presencia hasta su llegada como Vicente, Tana, Momo o Willian José y los ha juntado a otros jugones del estilo de Roque Mesa o Jonathan Viera, inculcándoles un patrón de juego común basado en la posesión y en el buen trato de balón. Este sistema ha despertado no pocos elogios entre la prensa nacional, llevando al equipo a los cuartos de final de Copa y a la permanencia provisional. Sin embargo, este esquema lleva implícito los riesgos propios de la defensa adelantada y de la continua salida del balón desde campo propio, lo cual ha sido causa de no pocos goles encajados. 

La otra esencia de esta Unión Deportiva es su política de cantera. El hecho de que 15 jugadores "de la tierra" - más las contadas apariciones de algún jugador del filial - formen parte de la plantilla del primer equipo es un hito tan loable como inusual en las grandes ligas de Europa. Sólo el Athletic Club puede superar esta marca, que confiere aún más valor a los logros que se consigan esta temporada. Esta filosofía, que tuvo su origen en la falta de presupuesto para acometer fichajes, es una de las pocas cosas admirables en las que se ha hecho hincapié desde la dirección deportiva y la presidencia, desde donde se ha trabajado duro para conseguir el retorno a la isla de jugadores canarios de calidad que prestaban sus servicios fuera de la isla y que finalmente han conseguido el tan anhelado ascenso a la máxima categoría con el equipo en el que se formaron.



Estas dos esencias, identidad y cantera, son los rasgos definitorios de la apuesta realizada por el club para esta temporada. Son esencias con las que vamos a convivir hasta final de temporada y que algunas veces nos darán alegrías y otras, como les ocurre a casi todos los equipos modestos, nos conducirán hacia la derrota. Sin embargo entraba en mis planes, y supongo que en los de todo aficionado realista, el tener que luchar hasta la última jornada para conseguir la permanencia, por lo que personalmente prefiero observar esta lucha desde el ensalzamiento de los valores mencionados que desde cualquier otro prisma ... aunque eso me lleve a seguir discutiendo con mis amigos después de cada derrota. 




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