Pasará el tiempo, Quique Setién ya no será entrenador de la UD Las
Palmas, y entonces se medirá en su justa medida el tono sincero y cercano de
sus comparecencias ante los medios. Hoy el cántabro ha vuelto a realizar un
ejercicio que, de tanta sinceridad, resulta en ocasiones abrumador para los que
le escuchan. Una sobredosis de normalidad y autenticidad en un mundo donde las
medias verdades y las maniobras orquestadas desde las oscuridad son norma de
uso común, este tipo de comparecencias hace que muchas veces uno se encuentre
desnudo, casi indefenso, ante una franqueza inesperada.
Asistir a los canutazos en zona mixta o a la sala de prensa suele
ser un acto de fe para los que solemos dejarnos caer por ellas. Como cuando
compras la Lotería de Navidad, lo haces casi de forma mecánica, acompañado de los clásicos “por si toca” o “si no juegas, no ganas”. Frases hechas, precocinadas como
las que se sueltan de forma automática, sin madurarlas ni rumiarlas, a los
medios que en ocasiones nos mostramos impávidos ante unas ruedas de prensa que
pecan muchas veces de tediosas.
Tras una época donde las repetitivas y monocordes explicaciones de
Sergio Lobera dieron paso a un parco Josico y luego a un paternalista Paco
Herrera, que muchas veces callaba lo que pensaba, es de agradecer la actitud de Setién.
El cántrabro se muestra siempre cercano, capaz de debatir con un periodista si
la oportunidad se tercia (ya pasó con el estilo cuando el 0-3 del Atlético de
Madrid), habla con la sinceridad y desde el carácter que ya mostró como jugador
pero con la experiencia vital y profesional de los años.
Una rueda de prensa
como la de esta mañana es un caramelo para muchos medios que no han tenido que ni
esforzarse para elegir el titular de la noticia. No obstante, es un ejercicio
de brutal sinceridad que es de agradecer en un ámbito que peca de opacidad en
la mayoría de las ocasiones.
“Ser sincero no es decir todo lo que se piensa,sino no decir nunca lo contrario de lo que se piensa”(André Maurois)