27 de febrero de 2016

OPINIÓN: TRES PUNTOS


El niño se levantó y recitó un poema horrible en clase mientras el profesor, un hombre gordo y visceral, le increpaba porque se había saltado las normas impuestas para el ejercicio, días atrás. El niño estaba temeroso y algo acobardado hasta que la miró: la niña sonreía levemente, con cierto orgullo en los ojos; sabiendo que aquel poema surgido del infierno iba para ella. Y allí, en ese instante, aquel muchacho flaco y con el pelo revuelto, supo que había ganado el partido. Poco le importó ya el resto; simuló una falta, leyendo a trompicones, canchero como Culio y se dejó llevar por aquellos ojitos azules que lo tenían loco mientras el gordo cada vez estaba más mosqueado. En ese instante creyó conocer el amor. Estaba orgulloso; había sacado los tres puntos de aquella lectura. Victoria fuera y para casa. 
 
Hay días también en los que es posible ganar en una fiesta en casa de tu amigo el ligón, conseguir un teléfono o una charla agradable y un vaya-usted-a-saber-qué pasará, es una victoria indescriptible; magia como empatar inesperadamente en Bilbao con Vicente llegando en segunda línea y Tana a botepronto. Magia como Viera con el tacón dándosela a Willian José para que marque ante Claudio Bravo aunque la prensa nacional o tus amigos, los celosos, digan que Dani Alves no-se-qué o que ellos no estaban interesados en esa chica preciosa; eso es, ahí está la gracia. En eso consiste el juego. Tocar y mover; tocar y mover, adaptarse a las circunstancias, a las pretemporadas hechas sobre la marcha, a las planificaciones de plantilla que no parecen muy planificadas, a los campos de entrenamientos sin porterías, tocar y mover, tocar y mover y no cesar en el empeño, manteniendo la idea, con el teléfono de la chica en la agenda a buen recaudo.
Ganar en Eibar, trabajando bien, siendo serios en la semana más anegada de todo el curso es una bocanada, una luz a la que aferrarse, un volver a creer, un seguir creyendo, o un creer de cero, según cada cual, a gusto del consumidor. Sírvase bien frío, pero no consuma más allá de las doce, que incumple el régimen interno del club, por favor.

La Unión Deportiva Las Palmas ha ganado su primer partido fuera de casa en todo el año y todo es hermoso, aunque llueva fuera de esta casa, en el mundo, y nosotros miremos por la ventana porque nos gusta observar el enfermar del cielo y saber que detrás de la cortina gris, tras el biombo de nubes, esta el sol, la luz, Jonathan Viera, Tana y Roque guiándonos.

A por el Getafe, a por los tres puntos. Es hora de que nosotros, como Caroline, no hagamos caso del ruido y vayamos juntos hacia la luz, hacia la permanencia.




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