11 de septiembre de 2017

CRÓNICA || TRES PUNTOS DE SUTURA

 

La UD es un equipo en construcción, ya se sabía, pero ha quedado en evidencia. Durante muchos tramos el equipo estuvo sin ideas, sin saber a qué se jugaba, o eso parecía. Adolecían los amarillos de intención, de maldad, de viveza. El equipo presentaba los síntomas de un encefalograma plano y sólo cuando el balón llegaba a Viera se encendía una idea, una solución, un guiño al espectador. 

De entrada da la sensación de que Márquez no ha dado con la tecla todavía del todo y ya se encara la cuarta jornada y un verano a golpe de improvisación. El mejunje del técnico catalán no engarzó bien de entrada, o no del todo y es lógico: debutaban Aquilani, Tannane; Halilovic volvía tras la sanción, Javi se reencontraba con la titularidad muchos meses después y el partido empezó frío, espeso, falto de cohesión, con orden, eso sí, pero inocentes, temerosos, tal vez. Insuficiente en muchos tramos del primer acto.


Un disparo cruzado de Rosales a la media hora se encontró con una buena parada de Chichizola y en la última jugada de la primera parte todo saltó por los aires para bien en el equipo amarillo: un robo de Halilovic, una conducción del croata y un balón cruzado a Viera desde fuera del área que el de La Feria llevó a la red de Roberto tras golpear el balón ambos palos. Era el 0-1, que llegaba como un rayo en medio del Océano Atlántico, único, solitario, aislado, hermoso.

En la segunda parte la UD, pese al gol del Málaga en el 48 tras remate preciso de Diego González, dio un golpe sobre la mesa con una exhibición de pegada. Calleri, dejando correr el balón en un pase al hueco y rematando de manera espectacular provocó el 1-2. Era el minuto 69 y Jonathan Calleri veía premiado su encomiable e incansable trabajo durante todo el encuentro y ya en la postrimería del duelo Remy, que había entrado en el 64 sustituyendo a Halilovic, remataba con sutileza y clase una jugada de Dani Castellano que, a trompicones, pero pleno de clase ejecutaba un pase de la muerte -nunca mejor dicho- que finiquitó el partido.


El duelo acabó, pero las preguntas que nos hacíamos al principio siguen sin respuesta. El juego no llegó, la idea no se vio, seguimos sin saber a qué se juega, pero sí sabemos que estas preguntas se apaciguan mejor con goles, con los puntos. 

El margen de mejora del equipo es mayúsculo, recordemos: la UD es un equipo en construcción, pero mejor, infinitamente mejor, si ese rehacer se produce con tres puntos en el saco, con este balón de oxígeno. Con una victoria, por fin, fuera de casa.







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