30 de octubre de 2016

LA CRÓNICA || EMPATE LOCO (3-3)



Partido de ida y vuelta con dos tiempos dignos de analizar de forma independiente. El primero de claro dominio visitante, superioridad que se reflejó en el marcador gracias en parte a las imprecisiones atrás de unos amarillos que tampoco atinaban a desenmarañar el marcaje individual que Berrizzo les había preparado. Afortunadamente  la segunda parte fue otro cantar, consiguiendo igualar heroicamente los tres goles que habían recibido antes del descanso con tantos de Bigas, Viera y Boateng. Noche aciaga para Raúl Lizoaín que falló en los dos primeros goles de los vigueses.

Tras unas tímidas acometidas de los amarillos, el Celta se puso enseguida por encima en el marcador con un centrado lanzamiento directo desde la frontal de Wass.  Tocaba remar con el viento en contra desde el minuto cinco, cuando una concatenación de errores propició el tanto del danés. Primero Bigas cometió una evitable infracción a Iago Aspas para que posteriormente el balón pasara por la izquierda de una barrera incorrectamente colocada por Raúl  y finalmente se colara por el medio de la portería del de Escaleritas. Avivando aún más el debate de la portería.

Sin embargo, no iba a tardar en caer más leña en el fuego. Después de diez minutos en los que los de Setién buscaban exentos de frescuras abrir grietas en la muralla celeste, un pase de Sisto por encima de la defensa amarilla encontró a Aspas y cogió a Bigas fuera de sitio. El delantero vigués no perdono  e hizo el segundo de excelsa vaselina, no sin la ayuda de un Raúl que volvió a errar saliendo muy escorado y dejando su arco totalmente al descubierto.



Los de Berrizzo, con el viento a favor, cada vez se veían más cómodos en el campo. Sin grandes alardes, pero espartanamente colocados en defensa y sin contemplaciones a la contra.  La UD persistía en intentar llevar la iniciativa con la posesión como bandera, pero sin la clarividencia necesaria para filtrar pases entre líneas que pusieran en dificultades  a la defensa rival.

Desgraciadamente el refrán no tardó en cumplirse, llegando el tercero de los vigueses en el minuto 21 tras un pase al hueco de Orellana a Aspas que marcaba al primer toque el segundo en su cuenta particular. Todo con el beneplácito de una indolente defensa amarilla que dejó vendido a un Raúl que, aunque se quedó a media salida,  poco podía hacer esta vez.

El tercero en poco más de veinte minutos fue un señor mazazo para unos amarillos que no llegaron a tirar entre los tres palos hasta el minutos 28 con un centrado disparo lejano de Viera que no supuso mayor problema para Sergio. No tardarían  en volver a intentarlo desde lejos, esta vez con un disparo seco con algo más de peligro tras una jugada en la que Tana se llevó a cuatro defensores celestes. Justo antes de cumplirse los primeros cuarenta y cinco minutos, David García hizo sudar por primera vez en la noche al guardameta visitante en la ocasión más clara de los de Setién en la primera mitad. Así llegó el partido al descanso, con un contundente tres a cero que reflejaba de forma fidedigna lo acontecido en el verde: una fehaciente fragilidad defensiva sólo comparable a la inoperancia arriba de una UD más horizontal que nunca.


La segunda parte de la contienda comenzó igual que finalizó la primera, con una clara ocasión de El Gran Capitán de disparo cruzado desde la frontal tras un pase de Tana. Sin embargo, el balón se marchó por el flanco derecho de Sergio. Toda una declaración de intenciones que dejaba claro que no iban a darse por vencidos fácilmente. A los pocos minutos, Bigas consiguió acortar distancias al cabecear una falta lateral lanzada por Viera. El meta celeste -que poco trabajo había tenido hasta el momento- no estuvo afortunado en la salida al intentar interceptar el cuero antes que rematara el balear.

A punto estuvieron los gallegos de neutralizar el gol amarillo, pero el palo se alió con éstos para repeler un disparo de Radoja tras otra gran jugada de Aspas. No se hizo esperar la réplica local con un disparo lejano de Viera que vaticinaba lo que iba a ocurrir a continuación…


Vicente Gómez abandonó el césped en beneficio de un Marko Livaja que, nada más entrar al terreno de juego recibió un pase en la frontal  y cayó en el área rival tras ser derribado por Sergi Gómez mediante una falta dudosa en la zona limítrofe, pero que  en cualquier caso comenzó fuera de la misma por muy poco. El defensa celeste fue expulsado al ver la segunda amarilla y Viera no perdonó y materializó la pena máxima. Insuflando aire fresco a los suyos con un tanto que empezaba a vislumbrar la luz al final del túnel. Iluminación que acabó apareciendo pocos instantes después gracias a un chispazo de magia del de La Feria. El 21 abrió magistralmente en banda a Macedo con un gran pase entre líneas que el brasileño supo corresponder con un centre al área. Boateng remató en carrera con dificultades y puso las tablas en el marcador.

La UD siguió intentando culminar la remontada con tanto corazón como cansancio acumulado, lo cual propició imprecisiones en ambos conjuntos. Imprecisiones que a punto estuvieron de decantar la balanza tanto por un lado como por el otro. La última ocasión la tuvieron los vigueses en un disparo al larguero de Marcelo Díaz en el que Raúl volvió a salir a por uvas. Afortunadamente el balón no entró y la UD consiguió un punto que pocos podían esperar al descanso. Todo gracias a una gran segunda parte que no debe maquillar el hecho de llevar seis jornadas sin ganar y empates en casa de forma consecutiva.




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