11 de octubre de 2016

OPINIÓN || EL DÍA QUE NACIÓ UN SENTIMIENTO




Con la oportunidad que me dan desde GradaCurva.com hoy empiezo a unir dos de mis grandes pasiones: escribir y la U.D. Las Palmas. Con motivo de tal ocasión es inevitable echar la vista atrás y recordar cómo y cuándo se gestó ese sentimiento que muchos llevamos dentro...el equipo amarillo

Ya sea por haberlo vivido en casa desde niños, ya sea por jugadores o gestas míticas de los años 60 y 70; por la histórica remontada al Real Madrid en los 80, por el ascenso de Pacuco Rosales, el fichaje mediático del Turu Flores o simplemente por ese orgullo que da lo nuestro, lo de aquí, todos hemos tenido ese despertar, ese día en el que nació un sentimiento...

En mi caso fue un partido. El primer partido que vi de la U.D. en el estadio, ese que todos recordamos a fuego en nuestras mentes. En una época en la que era difícil ver al equipillo por la tele y en la que también Barça y Real Madrid monopolizaban los comentarios y piques en el patio de los colegios, pisar el viejo Estadio Insular tenía que marcar a la fuerza un antes y un después. De la mano de mi padre (¡cuántos de nosotros hemos empezado así!), y de forma improvisada tras ver la previa del choque en el informativo regional de TVE, nos dispusimos a ver in situ un partido de fútbol de verdad, del equipo más grande que había dado Canarias...

Fue el 21 de marzo de 1993. Se disputaba la jornada 29 de la temporada 1992/1993: U.D. Las Palmas - Real Balompédica Linense. En el banquillo, Álvaro Pérez, y en el campo jugadores como Santi Lampón, Alexis Suárez, Robaina, Socorro, Orlandito Suárez...

Poco importaba que se tratase de la primera temporada de la Unión Deportiva en Segunda B y que el equipo fuera ajeno todavía al infierno particular que le depararía la historia en años venideros...Yo era un crío y aguardaba expectante el partido. El ambiente en Ciudad Jardín no podía ser más concurrido y bullicioso. Y es que Las Palmas aún conservaba en la división de bronce la solera y el caché de antaño...Con las entradas de la Naciente en la mano, subimos las escalinatas y se produjo el momento que quedó grabado en mi retina para siempre: la visión de un estadio fantástico, prácticamente lleno; color amarillo en sus gradas y olor a fútbol por todas partes.

A partir de aquel instante pude comprender que lo fácil era ser aficionado del Madrid o del Barcelona y apostar a caballo ganador, pero que el orgullo y la sensación de pertenencia que proporcionaba la U.D. Las Palmas eran incomparables e irremplazables. Aquel era el equipo de nuestros abuelos y nuestros padres, llevaba los colores representativos de nuestra tierra y la gente que poblaba las gradas de aquel coqueto recinto era la de nuestros barrios y pueblos. Había nacido un sentimiento que perdura hasta nuestros días y que hace que cada éxito y fracaso del equipo se vivan en cierto modo como propios...

El acontecer del partido, simplemente anecdótico. Para los amantes de la historia y los datos, decirles que la U.D. -líder por entonces del Grupo 4-, dio un auténtico repaso al Linense en la primera parte, colocándose con un claro 3-0 al descanso. La segunda parte fue otro cantar y el partido terminó con un frustrante empate a tres. Las Palmas se resarciría la jornada siguiente ganando a domicilio al Écija por 0-1 y acabaría siendo campeón de la fase regular. No obstante, el equipo no pudo materializar el ascenso y cosechó en la liguilla dos victorias, un empate y tres derrotas. El premio fue para el Hércules de Alicante. A nosotros aún nos quedarían tres temporadas más en el pozo de la Segunda División B...

Pese a todo, el equipo seguramente ganó por aquellos días muchos seguidores incondicionales, entre los que yo me incluyo, los cuales aún hoy apoyamos a Las Palmas de corazón, viviendo con ella su día a día... Me apropio pues con derecho de ese cantar que dice "Cómo no te voy a querer (bis) si te he visto jugar en Segunda B"...Así con todo, partir de ahora pueden seguirme ustedes a mí, si quieren compartir mi pasión por el amarillo de U.D. a través de la web y de mi perfil de Twitter: @jaarbelo.

PD: El mejor gol de ese partido liguero de 1993 lo marcó el croata de U.D., Dragan Skočić. Fue un fenomenal gol olímpico lanzado magistralmente desde el córner derecho de la mítica...grada curva.




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