En los últimos años la UD Las Palmas ha sido vilipendiada a todos los niveles desde medios de prensa ajenos a la realidad del club, clubes rivales, Comités pasando por la propia Real Federación, y a pesar de contar con su presidente, Miguel Ángel Ramírez, como vocal de ésta última. Todo a pesar de ser un alumno excelente en materia económica, que supo resarcirse de una herencia casi mortal de los anteriores gestores, a pesar de ser un ejemplo de Fair Play sobre el campo, un equipo que desde sus carencias, sus limitaciones siempre trata al balón con respeto en busca de un juego a veces más ofensivo, otras más recatado, pero siempre honesto y nunca violento.
Hemos sufrido expulsiones increíbles como las que tuvo en su día Marcos Márquez en su limpia brega con las zagas rivales, aquellos "codazos" inexistentes, hemos sufrido penales en contra tan volátiles como la frágil caída de un vahído Juan Carlos Valerón en área amarilla, situaciones irrealistas como aquel final de partido sospechosamente alargado ante un Celta de Vigo que erigió a Roberto Santamaría como héroe de la afición amarilla, y así tantos otros que provocaría una larga lista que aburriría evocar hasta el más fanático de los aficionados.
Somos los culpables de ponernos en el huracán, por querer que la normativa se cumpla, somos los culpables de poner en duda la limpieza de una competición que año tras año apesta a manipulación, a maletines raídos que portan euros al mejor postor. Normativa en mano, el Guadalajara debería de perder un partido que ganó sobre el césped con una situación irregular en los despachos. Pero bajo presión de una LFP de dudosa reputación y credibilidad, se quiere hacer valer un "pacto de cabelleros" entre los clubs implicados, que la UD Las Palmas ni ha firmado, ni reconoce ni ha llevado jamás a cabo, por encima de una norma reglada en tiempo y forma.
Así, sólo se explica las situación tan absurda que ha se ha dado en el Nuevo Arcángel. Es difícil creer no ver los hilos que mueven al títere que vestía de negro sobre el césped. Hay demasiadas pruebas, demasiadas evidencias que invitan, perdón, mejor decir que fuerzan a sospechar, a no creer en la limpieza de la competición. Y todo un aviso a navegantes: el ilustre don Pino Zamorano pitará en la próxima jornada en el Estadio de Gran Canaria contra un emergente Sporting de Gijón que apura sus últimas posibilidades de auparse al Play Off de ascenso. ¿Cuasualidad?, no creo. Avisados estamos.
¿Por qué dudo? Pues tras las repetidas declaraciones de Javier Tebas donde denuncia la compra repetida de partidos, y las sospechas de corrupción en la FLP, poco más hay que añadir. Ayer mismo tuvimos otro motivo para la duda, en las páginas del Diario As, un "ilustre" excolegiado como Urizar Azpitarte, dando indicaciones de como tratar, para sacar beneficio, al árbitro que pitará el Real Madrid vs Dormutnd de esta misma tarde. Además reconoce el sentimiento de culpabilidad que arrastrará Howard Webb con Xabi Alonso desde aquel lamentable lance en la final de Sudáfrica 2010, y que a buen seguro le permitirá al mediocentro tolosarra más de lo debido (¿?). Si no creen lo que digo, pues pueden leerlo aquí mismo. Un árbitro negando la imparcialidad de un colega, lo que faltaba por leer.
Si esto pasa al máximo nivel, ¿cómo quieren que no desconfiemos el resto?.
Lamentable.
