Bajo un sofocante calor el filial sólo pudo llevarse un punto en un partido donde mereció mucho más como premio a su esfuerzo ofensivo y el acúmulo de ocasiones. Por su parte, el Lanzarote recuperó su mejor versión, pleno de intensidad a semejanza de su técnico, táctica y esfuerzo físico por toda la cancha.
Para Las Palmas Atlético el Lanzarote vuelve a ser la china en el zapato que tanto molesta y que tan difícil es librarse de ella. Un conjunto rojo que ocupaba todos los espacios, que se movía en bloque, en ocasiones muy alto, para ahogar la salida de pelota amarilla y así reducir el campo a la mínima expresión e impedir una circulación de pelota rápida y aseada. La intensidad que exuda su técnico Adolfo Pérez es el mínimo exigible que deben mostrar sobre el verde, intensidad, seriedad táctica, orden defensivo y cero concesiones, son las palabras y parámetros que mejor les definen.
Los de Manolo Márquez, fieles a su estilo, intentaron asociarse imprimiendo una mayor velocidad a la circulación, no mantenerse estáticos, mucha movilidad sin pelota y que fuera esta quien circulara por los pasillos que se generase en con los continuos desmarques. Pero no fue fácil, el equipo conejero es campeón de la táctica, un espectáculo ver a Pérez en todo momento dar indicaciones, casi lecciones tácticas, poco comunes en la banda por su alto nivel técnico. Aún así, la realidad no era otra que casi todos los ataques amarillos fenecían a pies de una defensa roja que se mostraba impenetrable.
Al descanso se llegó con idéntico marcador al inicial a pesar de acumular el equipo amarillo distintas ocasiones en el arco del exUD Alex Martín, la más clara de Carlos González de vaselina, no se supo como definir con claridad. Por parte visitante, pocas veces asomaron por 3/4 de cancha contraria y mucho menos con real peligro. Tras la reanudación poco cambió el guión, las hojas de rutas seguían bien definidas por ambos equipos, el filial buscaba el gol y el Lanzarote se defendía con todo.
El melón se rompió en una acción aislada donde se resquebrajó la pétrea defensa visitante, balón largo de Fuli a Erik Expósito buscando el espacio a la espalda de la defensa que el tinerfeño gana y se posiciona para batir con un buen disparo a media altura a Alex Martín (1-0). Era el minuto 62 y el filial recibía por fin su merecido premio a un deseo constante de buscar el gol. Todo apuntaba a que el segundo gol amarillo era sólo cuestión de tiempo ante un rival al que se le complicaba el panorama con dos jugadores lesionados (Acai y Abad) y con un larguero de Fabio tras rematar de cabeza.
Pero el fútbol se define muchas veces en detalles como una cadena de errores que desemboca en una acción inesperada. Así fue como se gestó el gol conejero a los 74 minutos, no se mantuvo la misma intensidad defensiva con la que se empleaba su rival y se permitió que Borja Vera disparada de forma ajustada al arco de Alex Guanche para colocar el definitivo 1-1 en el marcador.
Tras el empate los visitantes tiraron de manual y al partido se le salió la cadena con continuas interrupciones. El filial, con más corazón que cabeza, intentaba resarcirse de su único error defensivo, error que terminó pagando con la condena de perder dos puntos.
