14 de abril de 2017

LA CARA B \\ DEL ESPERPENTO A LA VERGÜENZA


Por Alejandro Arbelo.

La U.D. Las Palmas cosechó este viernes una abultada derrota (5-1) en el Nuevo San Mamés para continuar con su particular via crucis de esta temporada: los partidos a domicilio. Los vascos, que pudieron conseguir una goleada de escándalo, más propia de otra época, ganaron a los amarillos en fútbol, intensidad y garra...El león se comió al canario.

Un futbolista, Vicente Gómez, pidiendo disculpas a la afición nada más acabar el encuentro. Sintomático de lo acontecido durante los 90 minutos previos. Las Palmas volvió a parecerse a sí misma lejos del Gran Canaria y jugó el que probablemente haya sido su peor partido del curso. Encajó cinco goles, si bien Lizoain pudo recoger algunos balones más del interior de su portería...El Athletic Club fue un vendaval, y su victoria, incontestable. Los del Txingurri Valverde desarbolaron a la desdibujada U.D. de esta noche y merecieron los tres puntos. Solo tras el 2-1 (min. 12) y en los primeros compases de la segunda parte (ya con 3-1 en el marcador) pareció que Las Palmas podía plantar cara a los rojiblancos y reengancharse al partido. Pero no. Un espejismo. Muchos jugadores amarillos, y el equipo en su conjunto, se mostraron indolentes. Pecado fatal en Semana Santa...

Desde que Setién anunciara su marcha, el bajón motivacional y la desconexión del conjunto insular ha sido más que notable. Si bien fuera de la isla los amarillos han mostrado durante toda la temporada su peor cara (6 puntos en 15 partidos; los segundos peores visitantes del campeonato), bien es cierto que se habían ofrecido todas las caras posibles en los desplazamientos a península: desde injustas derrotas a partidos lamentables. No obstante, en las dos últimas salidas (Vigo y Éibar) se había empezado  a atisbar una falta de intensidad y de rigor preocupantes. En mi opinión, lo de esta noche rozó el límite; fue una barrabasada. La afición amarilla pasó de presenciar un esperpento de partido (especialmente la que se desplazó a La Catedral y terminó vitoreando al Athletic) a sentir la más ignominiosa vergüenza en un abrir y cerrar de ojos.



No quisiera, aún en caliente, ser especialmente dramático y rasgarme las vestiduras (en peores se ha visto la U.D. y, en puridad, el objetivo de la permanencia está logrado), pero me resulta especialmente sangrante el desdén, la apatía y la actitud mostradas sobre el campo. Pensar que no hay nada en juego y tener la cabeza puesta tal vez en vacaciones, en renovaciones de contrato o en escuchar cantos de sirena de otros equipos es, sin duda, un craso error. Está en juego honrar un escudo, representar dignamente a una afición y cerrar una temporada lo más alto posible en la tabla. Es probable que tanto halago haya debilitado a propios y extraños y que la frustración de no estar peleando por Europa haya menguado los ánimos, pero nadie debe olvidar que jugar en la élite y representar a una provincia no es cualquier cosa. En definitiva, está permitido tropezar, pero no de esta manera...

Llegados a este punto, entrar en materia me cuesta. Poco que reseñar del choque más allá del partidazo del Athletic. De la endeblez defensiva amarrilla llegaron los goles: uno a saque de esquina de San José (muy parecido al de Vidal para el Bayern contra el Real Madrid esta semana); otro a saque de falta de Muniain y un tercero de Aduriz, tras cuestionable intervención de Lizoain, que sirvieron para liquidar el partido en tan solo 18 minutos. Se presagiaba debacle histórica de los grancanarios en Bilbao tras el cuarto y el quinto en la segunda parte (nuevamente de Muniain y Aduriz), pero afortunadamente se pudo contener la hemorragia y el marcador no se movió más. En el haber de U.D., sin que sirva de excusa, el claro penalti cometido por Laporte sobre Viera que frenó la tímida reacción amarilla. El de la Feria que simplemente no estuvo, el guardameta que dejó nuevos síntomas de no ser un baluarte bajo palos y Lemos que fue sustituido en el descanso por David García. Un cuadro.


Triste ver cómo una de las temporadas más ilusionantes de la historia reciente de la U.D. termina convirtiéndose en una agonía. Se ha perdido el apetito, la ilusión, y toca forzar la máquina para terminar el curso con decencia y empezar a preparar el nuevo proyecto. La próxima semana volvemos al Gran Canaria (y gracias). Esperemos que el equipo se metamorfosee una vez más, lave su imagen con un buen partido y resarza a la afición. Vamos U.D.




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