fuente: lfp
La UD Las Palmas inició el 2017 con una alineación híbrida entre los jugadores más habituales en Liga y los que disputaron la eliminatoria previa ante la SD Huesca. La defensa, por ejemplo, fue la misma que jugó ante los oscenses (Raúl; Simón, David García, Aythami, Dani) y el centro del campo, con la inclusión de Hernán por Montoro y de Asdrúbal por Livaja la misma que jugó en Madrid en la última jornada del año. (Roque, Vicente; Viera, El Zhar)
Ya se sabía, pero el partido resultó un duelo de estilos. Las características y algunas carencias se acentuaron con el paso de los minutos. La UD tenía el balón, pero resultaba inocua e insulsa. Tenía el balón donde el Atlético le dejaba, donde le interesaba al experimentadísimo equipo de Simeone. El argentino sacó en el Estadio de Gran Canaria un once de gala que presagiaba lo complejo de la machada. Moyá; Vrsaljko, Godín, Savic, Filipe Luis; Sául, Gabi, Koke; Juanfran, Griezmann, Gameiro.
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La primera parte discurrió bajo este patrón. Constante balón amarillo sin profundidad frente a la profundidad pura y dura de los colchoneros. En una de esas aproximaciones el equipo madrileño aprovechó un rechace de Dani Castellano para que Koke, al borde del área y de buen tiro cruzado materializase el 0-1.
Solo Viera ponía la luz. El de La Feria, como siempre, fue el faro del ataque amarillo; suyas fueron las acciones más peligrosas del equipo. Una falta centrada cuando el partido arrancaba y una dejada a Dani Castellano tras centro de Vicente en el minuto 44 al que no pudo dirigir bien Asdrúbal el balón suelto fue el balance canario en el primer acto. Los madrileños supieron durante todo el duelo ahogar el juego interior de la UD y solo Jonathan de manera esporádica supo ver algunas rendijas, pese a que ninguna acabase en gol.
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En la reanudación, un centro pasado de Vrsaljko para Gameiro, junto a un exceso de confianza de Raúl, provocó que el francés pudiera ceder a Antoine Griezmann para que rematase a placer e hiciera el 0-2.
Y el partido siguió discurriendo por los mismos cauces. El Atlético de Madrid con la seguridad de los goles y la certeza de su experiencia en muchísimos partidos de este corte. Hubo arreones amarillos, pero que no supusieron una merma para una de las mejores defensas de Europa. Sesteó el conjunto madrileño toda la segunda parte conforme con la renta, dejando que pasase el tiempo mientras la UD se daba contra un muro que ha resultado infranqueable desde la vuelta a la élite (no ha conseguido batir la meta colchonera en cuatro duelos)
Setién, con los cambios, dejó claro que la machada no iba a ser viable y que era mejor pensar en el duelo del próximo sabado contra el Sporting de Gijón en el Estadio de Gran Canaria. Roque salió y entró Javi Castellano. Minutos más tarde, Boateng, recuperado de su lesión, entró por Jonathan Viera. Asdrúbal, ovacionado por el público, se despidió de la que siempre será su casa, del escudo que siempre defendió con honradez en las postrimerías de un partido que siempre estuvo controlado por el Atlético de Madrid.
