7 de enero de 2017

LA CRÓNICA // TRES PUNTOS DE REYES [1-0]


Un punto por cada Rey Mago, eso es lo que le trajeron sus majestades de oriente a la UD un día después del más especial del año para los pequeños de la casa. Tarde plácida en lo que a juego se refiere para unos amarillos que adolecieron de pegada ante un Sporting que no recordó en nada a ese equipo incómodo, correoso y peleón de antaño. Los amarillos tuvieron paciencia para no desesperarse cuando parecía que el gol no llegaría. El Zhar fue el autor del tanto amarillo y Jonathan Viera estuvo sublime. 

Los de Setién fueron los primeros en acercarse al área rival a los cinco minutos de envite mediante un disparo lejano de un Mauricio Lemos que volvía a ser a titular en liga tras bastante tiempo. Sería la primera de un aluvión de embestidas amarillas durante el primer cuarto de hora del choque post-navideño. Boateng de tiro cruzado en una jugada que acabó en córner; posteriormente Viera en una falta que repelió primero el Pichu Cuéllar y después el póster; y finalmente Mateo en una internada en banda que acabó con el balón paseándose por una desangelada portería visitante que Pichu había dejado desasistida pero supo cubrir.


Durante los primeros compases del partido, el argentino Mateo -la gran sorpresa del once- fue el más activo de los suyos junto a Viera. Toda una reivindicación del extremo a base de desparpajo y electricidad en banda, dejando entrever una buena sintonía con el de La Feria. Se acercaba la primera media hora con el guión previsto, un Sporting enrocado  y unos locales -con un Varas inédito hasta el momento- que lo intentaban sin cesar. 

Sin embargo, el paso de los minutos benefició a los del Pitu Abelardo que, sin encarnar mayor peligro y sin tirar siquiera a portería, sí que consiguieron apaciguar el ritmo del partido hasta dejarlo en un estado de semisomnolencia a veces interrumpida por mioclonías locales. Como una jugada por banda izquierda que comenzó con un soberbio regate de Viera y que este mismo finalizó tras combinar con Roque, pero su disparo en la frontal a la media vuelta no supuso ningún problema para el siempre polémico guardameta sportinguista, muy dado a demostrar sus dotes para la interpretación. Más apuros pasó en la siguiente ocasión local, en la que el 21 amarillo volvió a sacar la barita para picar el cuero por encima de la defensa asturiana, pero el disparo de El Zhar se encontró con  un magistral Pichu Cuéllar que volvió a  dejar claro que su picardía sólo es igualable a sus reflejos felinos.




Los de Setién retornaron al vestuario sin premio a los méritos cosechados gracias en gran parte a la buena actuación del meta visitante, al César lo que es del César. La segunda parte de la contienda comenzó con una posesión larga marca de la casa, aunque la primera ocasión clara no llegaría hasta que, minutos después, Viera estrelló el balón a la cruceta. Era el último aviso de los amarillos, pues en la siguiente El Zhar no perdonó y consiguió un gol tan anhelado como merecido. Prince Boateng puso un centre en banda izquierda que intentó despejar Meré y a punto estuvo de marcar en propia puerta. El balón acabó en poder del marroquí tras golpear en el palo, su tiro entre los tres palos se encontró con la cabeza de Lillo. Sin embargo, el balón ya había rebasado la línea de gol.



Se hacía justicia en el marcador, plasmándose así la superioridad que se había vislumbrado en el césped. Sin embargo, fue ahí cuando los asturianos se despertaron de la siesta y empezaron a atisbar algo de hambre para al menos rascar un punto del Estadio Gran Canaria. Carmona tuvo la más claras para los suyos de cabeza, pero Varas consiguió atajar el balón en dos tiempos en una y se topó con el larguero en otra. Poco después el rojiblanco fue sustituído por Rubén en lo que fue el debut del canterano en primera división. 

Poco le faltó a Boateng para poner tierra de por medio cuando el partido rozaba el minuto ochenta. El Príncipe llegó a rematar algo forzado un centro de Momo desde la cal al segundo palo y que tocó en la defensa sportinguista, lo cuál trastocó a un Pichu Cuéllar que iba dispuesto a hacerse con el cuero. Poco más reseñable antes de la conclusión, salvo una combinación para enmarcar entre Viera y Momo. Importante victoria para alejarse de la zona peligrosa y seguir soñando con alcanzar metas mayores para una UD que no ganaba desde finales de noviembre ante el Athletic de Bilbao.




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