13 de septiembre de 2018

GOL, SIESTA Y ELIMINACIÓN, UNA UD APÁTICA ENTREGA LA COPA.


Las Palmas cae eliminada en un partido muy pobre donde llegó a adelantarse al poco de arrancar. Tras el gol el equipo amarillo entró en una fase de hibernación que permitió al Rayo Majadahonda crear en sus posibilidades sustentadas en un buen fútbol y la apatía amarilla. Cuando Jiménez y los suyos quisieron reaccionar ya era demasiado tarde. 

Sólo Maikel Mesa asomaba como uno de los habituales titulares un once plagado de suplentes y precisamente él fue quien abrió el marcador al poco de comenzar el encuentro. Una jugada por el flanco izquierdo donde Blum cedió de tacón, gesto técnico que le permitió librarse de un doble marcaje, a un Dani Castellano que llegaba en carrera para centrar desde línea de fondo al corazón del área donde llegaría Mesa para de un poderoso remate de cabeza anotar el 1-0 a los tres minutos. 

Tras el gol, nada. El Rayo intentaba recomponerse del varapalo inicial, los amarillos sesteaban y los más interesante ocurría en la "guerra abierta" que se estaba produciendo con pitos y aplausos para Deivid cada vez que tocaba el balón. En el minuto 18 el Rayo Majadahonda dio aviso de que iba en serio por el empate cuando en una jugada por izquierda de su ataque, finalizó con un centro raso que acabó estrellándose en el poste derecho de Nauzet Pérez tras pasearse por toda el área sin ser despejada por la defensa. La jugada vino de un fallo de Javi Castellano que propició un cinco para tres en contra de la Unión Deportiva. No era el primero, pero sí el más grave. El equipo se había relajado tras adelantarse muy temprano y estaba concediendo espacios y ocasiones que otorgaban confianza al equipo rival.


Mediada la primera parte el campo se había desnivelado del todo. El conjunto madrileño tenía las ocasiones más claras y el control del partido. En una de ellas Benito, que pudo jugar al no existir cláusula alguna que lo impidiera, realizó un disparo desde la frontal que con muchos apuros despejó Nauzet. Varios pequeños sustos que podrían ser la antesala de uno gordo. Así lo entendieron los jugadores amarillos. Eso, y bueno, los gritos de un Jiménez que mostraba su disconformidad con lo que estaba sucediendo. Así se quitó la modorra el equipo insular y volvió a competirle el partido a Rayo que se había sentido muy cómodo. Paso a paso, le arrebató el balón, volvió a desnivelar el arco hacia la portería madrileña para volver a disfrutar de ocasiones. 

 El fútbol es un territorio ignoto, a pesar de las libretas, de los presupuestos y de los nombres. Un centro desde el lado derecho del ataque visitante acabó en gol tras un despejo poco acertado de Deivid y una salida espantosa de Nauzet Pérez. El arquero falló al despejar y dejó el arco vencido para que Fede Varela introdujera la pelota cómodamente. Cuando menos lo esperaba el equipo madrileño obtuvo su premio en el minuto 40 (1-1), en la antesala del descanso.

Tras la salida del descanso el equipo de Jiménez volvió a pecar en los mismos errores de laxitud y falta de tensión competitiva. El equipo madrileño, motivado en su enfrentamiento ante uno de los ogros de la categoría a partido único, tenía claro que no tenía absolutamente nada que perder y sí mucho que ganar. Volvió a creer en sus posibilidades, alentadas en parte por la modorra amarilla, y volvió a cercar a ratos el arco amarillo. 


La UD aparecía en contadas ocasiones, a zarpazos aislados en botas de Blum o Mesa que Ander supo despejar con más o menos apuros.  Y así, sin casi darnos cuenta, con un partido de pobre nivel futbolístico se llegó a un intercambio de golpes donde cada equipo tenía sus ocasiones. La volvió a tener, y bien clara, Verdes para el Rayo frente a Nauzet Pérez que supo tapar el arco en su salida (minuto 61). El terreno de juego, aunque verde, se convirtió por momentos en fango pues el equipo insular jugaba con fuego. 

Y en una de esas de tantas que el Rayo pisaba área amarilla llegó el penal discutido de Mantovani en el minuto 77.  Desde los once metros Iza no perdonó y puso un 1-2 totalmente inesperado pero más que merecido. Jiménez movió ficha rápidamente para dar entrada a Rubén Castro, antes ya lo había hecho Tana. Y acto seguido Fabio cometió otro flagrante penal por empujón que el árbitro no vio. 

Escaso tiempo para reaccionar, ante un equipo visitante que se había mostrado como sólido y con las ideas claras. Con el marcador en contra y el tiempo volando, se dieron prisas por buscar la igualada los de Jiménez.  Cercada el área madrileña, las ocasiones llegaron en dos remates de Pekhart que no terminaron de fructificar.  Y el tiempo se escurría como la arena entre los dedos para certificar una eliminación en la Copa a las primeras de cambio.

La Copa no es el objetivo, pero tampoco lo era caer con estrépito de esta manera. El objetivo es la liga y el acenso, pero eso no justifica la apatía mostrada por el fondo de armario durante gran parte del encuentro. Se disfrutaron de ocasiones, sí, el penal de Mantovani puede ser discutido, también, pero en el fondo el equipo dio pocos argumentos para lograr un pase de ronda que se daba por hecho y obligatoria. Toca reflexión. 




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